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Blogs A bordo del J. S. Elcano por Gonzalo Jiménez Tapia

Elcano visita la ciudad corsaria de Saint-Malo

El Juan Sebastián de Elcano visitó la ciudad bretona, último puerto extranjero del crucero de Instrucción, para homenajear a los marinos franceses que participaron en la Primera Vuelta al Mundo

Elcano visita la ciudad corsaria de Saint-Malo
Torre del castillo de Saint-Malo. Gonzalo Jiménez.
Gonzalo Jiménez Tapia el

15 franceses participaron en la expedición de Magallanes y Elcano de hace 500 años. La mayoría eran de las regiones del norte: normandos, bretones y aquitanos. Esta semana el Juan Sebastián de Elcano atracó en el pequeño pueblo bretón de Saint-Malo para conmemorar a los marinos galos que formaron parte de la tripulación que consiguió llegar a la isla de las especias abriendo una ruta por el oeste y dar la primera vuelta al mundo.

El Juan Sebastián de Elcano atracado en el puerto de Saint-Malo (Bretaña francesa). Gonzalo Jiménez

La estética de las casas y las calles empedradas de la ciudad, permiten a cualquiera imaginar a Bartolomé Prior – futuro contramaestre en la expedición – dirigiéndose al puerto mientras camina por Saint-Malo y atraviesa la Grande Porte de la muralla de granito del siglo XII, para alcanzar el muelle donde le espera una embarcación que le llevará a España en busca de una nueva aventura próspera en riquezas y navegación. Sobre el marino malvinés que embarcó en Sevilla como contramaestre de la nao Santiago, sabemos que cambió a la nao Trinidad durante la travesía. Cuando la expedición alcanzó las islas de las Especias solo quedaban dos embarcaciones: la Victoria, que ya comandaba Elcano; y la Trinidad, en la que iba embarcado el contramaestre francés. Cuando estuvieron listos para continuar su viaje, Elcano decidió que su nao se dirigiría hacia el oeste. La Trinidad, sin embargo, decidió regresar por donde habían venido. Bartolomé Prior y el resto de la tripulación de la nao intentaron el regreso por el Pacífico, pero fue un fracaso y regresaron al Moluco, donde Bartolomé fue capturado por los portugueses y enviado preso a Malaca. Allí permaneció un tiempo, hasta que fue liberado y embarcó en una nao portuguesa. Desconocemos que le sucedió después, pero la presencia del buque-escuela en su ciudad natal, donde se ha colocado una placa conmemorativa, demuestra que su legado, al igual que el de sus compañeros, merece ser conocido cinco siglos después de su servicio a la corona española en esta empresa que se convirtió en gesta marinera.

Aunque la mayoría de los marinos de origen francés murieron o regresaron a España sin cumplir la misión en la San Antonio, uno de ellos consiguió dar la primera vuelta al mundo con vida. Era Rixart, un normando de Bruz que tenía el oficio de carpintero. Fue uno de los 13 hombres apresados por los portugueses en Cabo Verde, cuando la nao Victoria, comandada por Elcano tuvo que detenerse en el archipiélago para hacer víveres. Rixart fue liberado 37 días después y regreso a España donde recibió los maravedís que se le debían por su participación.

El alcalde de Saint-Malo y el embajador de España en Francia, descubren una placa conmemorativa de los franceses que participaron en la Primera Vuelta al Mundo. Gonzalo Jiménez.

Saint-Malo, desde que tomó su nombre en el siglo XII, ha sido más marinera que terrestre. Fue nombrada ciudad corsaria y durante los siglos XVI y XVII mantuvo su hegemonía gracias a la patente de corso. De hecho, los héroes locales como August Magon o Surcouf, el rey de los corsarios, atacaron innumerables embarcaciones inglesas y españolas durante años. Sus estatuas vigilan hoy los buques que se acercan al puerto desde diversos lugares de la fortificación. Entre ellos, al bergantín-goleta de cuatro palos de la Armada española, que atraviesa de nuevo la esclusa para iniciar la navegación en demora de La Coruña.

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