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Blogs Ventana al cerebro por Cátedra en Neurociencia

“El bilingüismo no potencia otras habilidades cerebrales”

Manuel Carreiras, director científico del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje

“El bilingüismo no potencia otras habilidades cerebrales”
Cátedra en Neurociencia el

Por Denisa Lupu, alumna del máster en Neurociencia de la UAM

“Ni uno es malísimo cuando no logra el proyecto que quería, ni tampoco es tan bueno cuando le conceden el Premio Nacional” –afirma Manuel Carreiras, director científico del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL), y Premio Nacional de Investigación 2019 “Pascual Madoz” de Derecho y Ciencias Económicas y Sociales. Lleva más de treinta años estudiando los mecanismos cerebrales implicados en la lectura, el bilingüismo y el aprendizaje de segundas lenguas, con más de 250 artículos publicados en revistas científicas de gran relevancia y numerosos proyectos de investigación financiados por organismos tanto nacionales como europeos. De la profesión de investigador, “jalonada por muchos fracasos y de vez en cuando algún éxito”, ha adquirido la filosofía de “tratar los éxitos y los fracasos de la misma forma”. En esta entrevista abordamos sus investigaciones, sus ideas y su nuevo proyecto.

Recientemente le han concedido un importante proyecto de investigación donde evaluará funciones como el lenguaje y la memoria en pacientes con un tipo concreto de tumores, gliomas de bajo grado, antes, durante y después de la operación. ¿Cuáles son las ventajas de esta aproximación terapéutica para las personas con este tipo de cáncer?

Tiene muchas ventajas. Una de ellas es que permite al neurocirujano eliminar solo partes que estén dañadas y que a su vez no sean responsables de los circuitos del lenguaje o de la memoria. Por otra parte, la recuperación del paciente parece ser mejor cuando no se toca ningún tejido que sea responsable de estas funciones cerebrales; no quedan secuelas o estas son mínimas. Por tanto, hay que ajustar bien las tareas que activen esas regiones y circuitos cerebrales (para hacerlos distinguibles), y ahí es donde entramos nosotros, diseñando tareas cada vez más refinadas que nos permitan capturar ese tejido que está subyaciendo a esa función cerebral.

Supongo que también es importante en cuanto a la investigación que puedan llevar a cabo, ya que están recabando información muy útil que de otra manera sería muy difícil obtener…

Sí, qué duda cabe que desde el punto de vista de investigación es un material muy importante porque, por una parte, nos permite trazar cuestiones de plasticidad cerebral. Es decir, el crecimiento del tumor desplaza la función –muchas veces la vemos en el hemisferio contrario–, y esa función regresa luego al hemisferio de origen, por ejemplo, al cabo de unos meses después de la operación. Por tanto, nos permite investigar esta plasticidad cerebral, que es increíble, tanto en personas monolingües como bilingües.

Otro de los objetivos de este proyecto es ver si conseguimos predecir el resultado de la operación, la rehabilitación necesaria etc., con la información que tenemos antes de la operación, con técnicas de neuroimagen.

¿En qué medida el hemisferio derecho podría asumir las funciones del lenguaje perdidas por una lesión en el hemisferio izquierdo?

Cuando el hemisferio izquierdo está dañado en edades tempranas, el hemisferio derecho es el que manda. Es verdad que eso no sucede con los ictus, pero sí con los gliomas de bajo grado, porque tienen un crecimiento lento y el tejido no muere (como en un ictus), sino que el tumor lo va infiltrando poco a poco. Todavía queda mucho por saber, porque en algunos casos el hemisferio derecho no toma las riendas cuando esa red en el otro hemisferio está dañada, pero hay muchas evidencias de que la misma región del hemisferio contrario tiene mucho que ver cuando se daña una región determinada. Creo que es una parte importante del éxito de la recuperación de funciones.

¿Podemos detectar hoy en día precozmente mediante técnicas de neuroimagen trastornos comunes del lenguaje o la lectura, como el tartamudeo o la dislexia?

Evidentemente nos gustaría tener un marcador biológico para identificar esos problemas antes de que se manifiesten en esos chiquillos, y así mitigarlo lo antes posible. Lo que hay, por ahora, da muchos falsos positivos y falsos negativos y, por tanto, todavía no son herramientas adecuadas. Hemos implementado algunas tareas con niños de 7-9 años en los cuales se ha identificado ya el problema, y queremos ver si esas diferencias que encontramos en esas tareas de neuroimagen se pueden trasladar a preescolar, antes de que los chiquillos empiecen a leer. Pero por ahora no hay marcadores fiables.

Se dice que los cerebros de las personas bilingües presentan ventajas con respecto a los de las personas monolingües. ¿Deberíamos invertir en clases extraescolares de idiomas para nuestros hijos?

Creo que son cosas diferentes. Una cuestión es la educación bilingüe: yo siempre digo que deberíamos serlo todos. Exponer a cualquier niño a distintas lenguas es fantástico porque abre la mente de forma distinta a otras culturas y la posibilidad de comunicarse con otra gente en su propia lengua o de acceder a otro mundo de trabajo es impresionante. Es mucho mejor tener lenguas que no tenerlas.

Pero la educación bilingüe no tiene nada que ver con lo que se ha llamado “ventaja bilingüe”, que sostiene que los bilingües estamos haciendo un cambio entre lenguas continuamente, y por tanto desarrollamos más las habilidades de nuestro ejecutivo central [sistema de control atencional, integración de información…]. Es una hipótesis interesante, pero cuando se han hecho estudios masivos con mucha gente se ha visto que los bilingües no ejecutan mejor que los monolingües en tareas que supuestamente están subyaciendo al ejecutivo central. Algunos han encontrado (aunque otros no) una mejora de unos 40 milisegundos, en la realización de algunas tareas muy concretas en bilingües; diferencias mínimas, que además no se replican… Yo creo que la educación bilingüe ofrece muchas ventajas, pero eso no tiene nada que ver con el mar de publicaciones sobre la ventaja bilingüe.

¿Por qué resulta siempre más sencillo aprender un nuevo idioma de niño que de adulto?

Una teoría es que venimos con el instinto del lenguaje. Si guardas una semilla dentro de un bote no va a florecer, pero si la pones en tierra, florecerá. De la misma forma, si pones a un niño en una comunidad lingüística, sea china, alemana o española, aprenderá ese idioma, porque viene con ese instinto. Hay casos famosos en la literatura, como el niño de Aveyron y muchos otros, donde vemos que si no tienen el estímulo del lenguaje, si viven aislados, no desarrollan ese lenguaje.

Parece que venimos con ese instinto, y ese instinto tiene un límite temporal. Si no expones a un niño hasta los 12-14 años al lenguaje va a tener muy difícil esa adquisición, mientras que si lo expones antes, la adquisición es automática. Se supone que hay un mecanismo de aprendizaje del lenguaje que se desmantela una vez que esa habilidad ha sido explotada. Algunos dicen que con suficiente entrenamiento podemos adquirir una segunda lengua; otros, que no… hay ríos de tinta sobre en qué medida la edad de adquisición, el dominio del lenguaje o la exposición al lenguaje influyen en el resultado final. Es muy complejo, porque el lenguaje en sí es muy complejo: no solo es aprender palabras, sino también la prosodia (el “acento extranjero”), la morfología, la sintaxis… un montón de cosas, y dependiendo de cuál sea la diada de lenguas que vas a aprender resulta más fácil o más difícil en un nivel o en otro.

Usted también ha estudiado la lectura. En los informes PISA los niños españoles obtienen siempre unos resultados muy pobres en comprensión lectora. ¿Hay algo que no estemos haciendo bien?

La educación es un mundo muy complejo… Nosotros hemos estudiado la lectura y el aprendizaje de la lectura, y en qué medida modifica nuestro cerebro, o qué circuitos son llamados durante el aprendizaje de la lectura. Pero de eso, dar el salto a políticas educativas… es un salto muy fuerte. El español es un idioma con una ortografía transparente, donde la correspondencia entre letras y sonidos es unívoca (“se escribe igual que se lee”). Y yo creo que el aprendizaje de la lectura en el caso de los niños sin problemas en español es automática; la aprenden fácilmente porque una vez aprendida esa correspondencia es una maquinaria que se automatiza fácilmente. Tenemos resultados con diversas técnicas de neuroimagen: cómo esos cerebros cambian, cómo responden de forma diferente cuando una letra ya tiene un significado o no lo tiene… Es decir, cuando ya se conocen las letras y por tanto se pueden ensamblar unas con otras y podemos acceder a las palabras y a su significado: ahí vemos que el cerebro cambia. Pero eso es muy distinto a meterse en políticas educativas.

¿Hay algún método más adecuado para aprender a leer?

Siempre ha habido disputas entre distintos métodos: “global” y “sintético”, “silábico” o “fonético”… En todos ellos se desgrana la palabra y se ve cuál es la unidad mínima y, a partir de ahí, cuando se ve esa correspondencia, el niño ya empieza a chutar. Hemos visto que nuestro cerebro al ser sometido a determinadas tareas, computa esas correspondencias. Y parece que existe alguna ventaja a la hora de aprender con métodos de este tipo.

Al 80% de los niños les da igual. Algunos hasta aprenden solos, simplemente por curiosidad y porque tienen una alta motivación para aprender, y les da igual el método que les pongan. El problema va a estar en ese 20-30% de chiquillos que presentan problemas. Y ahí es donde sí van a tener dificultades si no se les enseña con el método adecuado a sus necesidades.

¿Por qué?

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