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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Petardos y fuegos artificiales para el Año del Conejo

Pablo M. Díez el

Con una estruendosa traca de petardos y fuegos artificiales, los chinos han dado la bienvenida al Año del Conejo, el cuarto de los doce animales que componen el horóscopo de este país. La estúpida corrección política que nos esclaviza desde hace tiempo ha bautizado a este recién estrenado 2011 como el Año de la Liebre, pero en este blog preferimos llamar a las cosas por su nombre. Y más en España, que desde los tiempos de los romanos ha sido “tierra de conejos”.

Como manda la tradición, las ciudades chinas se convirtieron anoche en un escenario de guerra con sus cielos totalmente cubiertos por estelas de bengalas y explosiones de luces de colores. En Pekín, la multitud se reunió en los alrededores de la Torre del Tambor y en el lago de Houhai, en la céntrica zona de los viejos “hutong” del casco histórico. Entre chupitos de “bai jiu”, el fortísimo licor de arroz chino, y brindis con botellas de cerveza Tsingtao, miles de personas, entre los que había numerosos extranjeros residentes en Pekín, dieron rienda suelta a su pasión por el fuego a pesar de que los termómetros marcaban varios grados bajo cero.

Una traca de petardos y fuegos saludó anoche la llegada del Año Nuevo Lunar. AP

En el país más poblado del mundo, esta multitudinaria celebración es el momento más señalado del año para reunirse en familia y disfrutar de una copiosa cena a base de, entre otras muchas deliciosas viandas, “dumplings” (una especie de raviolis o empanadillas hervidas y rellenas de carne y verdura) y pescado (“yu”), que simboliza la abundancia que se desea para los próximos doce meses.

Al contrario que ocurre en Occidente, regido por el calendario gregoriano, China utiliza el calendario lunar y cuenta con su propio horóscopo, que no sigue los signos del zodíaco y se basa en doce figuras de animales que están encabezadas por la rata. Según la mitología china, dicho animal fue el primero en llegar a la fiesta convocada en tiempos inmemoriales por el Emperador de Jade gracias a su astucia e inteligencia. Cuenta la leyenda que, batiéndose con otras especies más poderosas y veloces, como el tigre o el dragón, la rata se las ingenió para cruzar un río a lomos del buey, del que saltó cuando hubo llegado a la orilla para ser la primera en la cita con el Emperador y, desde entonces, en el horóscopo chino. A la rata le siguen el buey, el tigre y, en cuarta posición, el conejo.

Esta costumbre milenaria se rige por un almanaque astrológico que, al tener su origen en el calendario lunar, provoca que el primer día de cada año varíe siempre entre finales de enero y mediados de febrero. A tenor de dicho calendario, las seis décadas que componen su siglo se dividen en ciclos de doce años, cada uno de los cuales está representado por un animal que determina la personalidad de los nacidos bajo su signo.

Como para el imaginario cultural chino tiene una importancia trascendental el mito del Emperador Amarillo, considerado el ancestro de esta civilización por ser el primer rey del país allá por el año 2.697 antes de Cristo, su almanaque acaba de entrar en el año 4708 (4709 según otras versiones) bajo el signo del conejo de metal.

Y es que el calendario chino también tiene cinco ascendentes basándose en el “yin” y el “yang” y en los elementos básicos del universo: metal (oro), agua, madera, fuego y tierra. En la antigua astronomía china, todos ellos servían para denominar a los planetas, por lo que el metal (oro) estaba ligado a Venus; la madera a Júpiter; el agua a Mercurio; el fuego se asociaba a Marte y la tierra con Saturno.

De esta manera, la posición de tales planetas, en conjunción con el sol, la luna y los cometas, determina el carácter de una persona al nacer, que además se ve condicionado por el momento exacto del alumbramiento. En este sentido, el antiguo sistema zodiacal chino también divide el día en períodos de dos horas que se corresponden con cada uno de sus doce animales.

Al filo de la medianoche, los chinos se lanzaron a la calle para saludar la llegada del nuevo año con una estruendosa traca de petardos y fuegos artificiales, mientras que luego se quema dinero de mentira en honor de los ancestros y al día siguiente se visitan los templos para pedir al conejo lo que esta semana se repite por todos los rincones del país: “Gong xi fa cai” (“te deseo que consigas mucho dinero”).

A pesar de su carácter pacífico y juguetón, el año del conejo se presenta bastante conflictivo a tenor de las predicciones de los maestros de “feng shui”, la tradicional filosofía china que persigue la armonía con la Naturaleza.

A las turbulencias de la economía global se suma la posibilidad de grandes desastres naturales y la inestabilidad política que han desencadenado las revueltas de Túnez y Egipto. Vamos, prácticamente lo mismo de todos los años pero con diferentes nombres.

A pesar de encontrarse en su año, tampoco deben bajar la guardia conejos ilustres como Brad Pitt y Angelina Jolie, que pueden ver cómo su relación de pareja se deteriora en los próximos doce meses. Famosos por su minuciosidad, inteligencia, sensatez, buenos modales y narcisismo, son conejos todos aquellos nacidos en 1999, 1987, 1975, 1963, 1951, 1939, 1927, 1915 y 1903.

Y, para aprovechar los buenos augurios, la picante revista Playboy ha abierto recientemente un club en Macao donde sus famosas “conejitas” harán de 2011 (perdón, 4708) el año más juguetón y travieso del zodíaco chino.

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