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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

El bufón Zelenski desnuda al zar Putin

Ha tenido que venir un cómico para darle a todo el planeta una lección de dignidad, valentía y humanidad en la invasión rusa de Ucrania

Pablo M. Díez el

En las cortes medievales, solo los bufones podían cantarle las vergüenzas al rey aprovechándose del humor, aunque a riesgo de perder la cabeza si el chiste no les salía gracioso. Como en el famoso cuento de Hans Christian Andersen, solo ellos podían gritar aquello de “el rey está desnudo” amparándose en el manto de sus bromas y juegos infantiles. En el siglo XXI de la televisión y la avalancha de vídeos en las redes sociales, ha tenido que venir un bufón contemporáneo, un cómico, para mostrarnos lo desnudo que va por el mundo el nuevo zar de Rusia, Vladímir Putin.

Zelenski, que ya fue presidente de Ucrania en la serie “Servidor del pueblo”, ha demostrado con su coraje que Putin “va desnudo” pese a su imagen de macho despiadado

Como la realidad supera siempre a la ficción, el destino ha querido que Volodímir Zelenski, el presidente de esta Ucrania invadida por Rusia, sea un actor que interpretó ese mismo papel en una serie emitida entre 2015 y 2019: “Servidor del pueblo”. En ella, encarnaba a un profesor de Historia que se convierte por sorpresa en presidente de Ucrania después de un encendido y espontáneo alegato contra los corruptos políticos tradicionales, que es grabado en vídeo por uno de sus alumnos y se vuelve viral. Gracias a dicho papel, donde representa a un hombre corriente y honesto, ganó las elecciones en 2019 con el 73 por ciento de los votos después de años de crisis e inestabilidad política en Ucrania por su alejamiento de Rusia y acercamiento a Occidente. En su toma de posesión ya dio buena cuenta de un carácter, por así decirlo, un tanto peculiar: “Me gustaría mucho que no pusierais mi retrato en vuestros despachos porque un presidente no es un icono, no es un ídolo. Poned las fotos de vuestros hijos y mirad a sus ojos cuando vayáis a tomar una decisión”.

Pero el gran papel de su vida le ha llegado con la guerra. Tras la invasión rusa, en lugar de salir huyendo, se ha erigido en el héroe de Ucrania no solo por su resistencia militar a Putin, sino por haber movilizado a la comunidad internacional como pocas veces se había visto. Frente a la cobardía y contemporización política mostradas por Occidente en la guerra de Georgia (2008) y la conquista de Crimea (2014), Zelenski y el pueblo ucraniano están dando un ejemplo de valentía y dignidad que ojalá despierten a la adormecida Europa contra los totalitarismos que nos amenazan.

Aparte de tenerlos bien puestos, el único motivo que se me ocurre para explicar tal reacción es que no están liderados por un político, sino por un hombre normal y corriente como ellos. En estos tiempos desengañados de “tacticismo” partidista y bandos irreconciliables, son solo personas como usted y como yo luchando por su libertad y su país, por su futuro y el de sus hijos. El alto precio que están dispuestos a pagar para conseguirlo, su vida, les convierte en héroes, que es lo que más necesitamos desde que el cinismo se adueñó de nuestras plácidas existencias y nos arrebató los ideales.

Todo lo demás, las explicaciones sesudas sobre el equilibrio geopolítico entre Occidente y Oriente, el expansionismo de la OTAN y las garantías de seguridad para Rusia, son paparruchas para que los “expertos” adornen intelectualmente las tertulias. Como bien dijo Zelenski en su emocionante discurso por videoconferencia ante el Parlamento Europeo: “Estamos luchando por la libertad que ustedes tienen”.

A la vista de los miles de detenidos por las manifestaciones en Rusia contra la guerra, no hay duda de que eso es también lo que quieren muchos de los compatriotas de Putin. Por desgracia para todos, habrá que esperar a que empiecen a sufrir en sus carnes las sanciones económicas y el aislamiento para comprobar si son mayoría o, al menos, suficientes para provocar un cambio de timón o, incluso, de régimen. Entonces se verá si prefieren seguir viajando por Europa, usando móviles iPhone y viendo Disney o volver a los oscuros tiempos del colosal pero arruinado imperio soviético. Y se verá también si sus oligarcas prefieren esa “grandeza imperial” o seguir vendiendo gas y petróleo a Europa y gastándose la pasta en las tiendas de lujo de Londres.

Como en toda buena historia, en la guerra de Ucrania ya sabíamos quién era el villano: el espía traumatizado por la derrota de la Unión Soviética en la “Guerra Fría” que, abotagado por la vejez, se ha creído su propio delirio imperial como si fuera un nuevo zar. Lo que no sabíamos es que el héroe iba a ser un comediante que, muy serio, nos ha devuelto la esperanza en la dignidad humana. Es lo que ocurre cuando en palacio no tienes un bufón que, entre coñas, te avisa de que “el rey va desnudo” si te crees muy macho por cabalgar con el pecho al descubierto.

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