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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

España es barata para los chinos

Pablo M. Díez el

Unos amigos chinos han venido a España a pasar la Navidad y se acaban de marchar gratamente sorprendidos. Primero, por el sol y por ver de día unos cielos azules trufados de nubes y, por la noche, de estrellas. Toda una revelación para quienes viven envueltos en la espesa nube gris de contaminación que cubre las industrializadas megalópolis de la costa china. Luego por la comida, ya que han descubierto que los tomates tienen sabor y se han maravillado de la higiene y calidad de los platos y de la frescura de carnes, pescados y verduras.

Disfrutando de las tapas del Quim de la Boquería, en Barcelona.

Conocedores de la grave crisis económica que sufre España, también les ha chocado ver tanta gente de compras o tomando tapas en los bares y restaurantes durante las Navidades. En su descargo, hay que decir que no les ha dado tiempo a presenciar la desoladora “cuesta de enero” que se nos avecina tras los excesos durante las fiestas.

Pero lo que más les ha llamado la atención es que, debido a la debilidad del euro, España resulta muy barata para los chinos, sobre todo si se tiene en cuenta la calidad de los productos. Esto es lo que piensan los bendecidos por el crecimiento económico, una minoría dentro de los 1.300 millones de habitantes que tiene China pero cada vez más numerosa.

Buena prueba de ello es que pagaban como si fuera un regalo almuerzos y cenas de más de 50 euros por persona, así como la cantidad de compras que hacían cada día sin esperar siquiera a las rebajas de enero, como todo hijo de vecino. Y no son los únicos. Estos días hay en el aeropuerto de Barajas largas colas de chinos y rusos ante la ventanilla del “Tax Free”, donde se les devuelve el IVA de las compras que han hecho por no estar vigente en sus respectivos países. A la vista de las montones de facturas que muchos llevan en sus manos, pareciera que han arrasado con todas las existencias en las carísimas boutiques de Louis Vuitton, Chanel, Gucci, Armani o Dior. El problema es que hay tantos esperando en la cola que el guardia civil que les sella el recibo antes de facturar el equipaje y la cajera que les devuelve el importe al otro lado del control de pasaportes no dan abasto. Intencionadamente o por culpa de los tan cacareados recortes, falta personal para devolverle el IVA a todos y algunos tienen que renunciar al cobro si no quieren perder su vuelo. Con el consabido enfado, eso sí, por lo que consideran una argucia de nuestras necesitadas autoridades para quedarse con el dinero.

Está bien, y mucho mejor en tiempos de crisis, que intentemos llenar de nuevo las vacías arcas del Estado, pero no que matemos a la gallina de los huevos de oro del turismo, sobre todo ahora que España se ha vuelto tan barata y atractiva para los chinos. Al menos para esa gran minoría de ricos chinos o de clase media que ya se cuentan por cientos de millones.

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