Cuenta la leyenda que la pirámide del Louvre inaugurada en 1989 fue en honor a la cantante por orden del presidente francés, François Mitterrand, con quien se dice que pudo tener una relación amorosa. Paris respira Dalida por sus calles. Paseando por Montmartre, lugar donde la diva vivió más de veinte años, se puede apreciar el homenaje que sus ciudadanos le hicieron al cumplirse una década de su trágica partida de este mundo. Un busto en la Place Dalida obra de Alain Aslan recuerda al que fue posiblemente el personaje más famoso de la ciudad en los años 80, al igual que una estatua en su tumba del cementerio del barrio. Fue un mito del cine, la televisión y la música. Tras su muerte vendió 20 millones de discos, anteriormente ya lo había hecho con otros 115 millones más. Con 55 discos de oro a sus espaldas en siete idiomas diferentes se convirtió en una de las mayores voces del país galo.
Iolanda Cristina Gigliotti nace en el seno de una familia de clase media en la capital egipcia de El Cairo en el año 1933. Sus padres eran italianos, aunque estaban asentados en Choubra, uno de los suburbios de la ciudad. De padre violinista y madre costurera, acompaña a su progenitor a los recitales que daba en la Ópera y se acerca a la música desde bien pequeña. Era la única niña de los tres hijos que tenía el matrimonio calabrés. Una familia que vivió los problemas de la violencia desatada por su padre a causa del tiempo que estuvo internado en campos de concentración en la segunda guerra mundial, y que acabó con su fallecimiento. Fue un momento complicado y traumático. Posteriormente, y tras esa experiencia se erige en 1954 con el título de Miss Egipto, y consigue empezar sus primeros pasos en el mundo del cine de la mano de dos directores, el egipcio Niazi Mostafa y el francés Marco de Gastyne, que es quien le aconseja para proseguir su carrera en Francia. Dalida, como se le empezó a conocer en el entorno sentía fascinación por el trabajo como actriz de Rita Hayworth y por ello empezó desde joven a recibir clases de interpretación en su país natal.
Fue en París cuando debuta en el mundo de la canción ya en 1956 con “Madona”, una versión francesa de un tema de Amália Rodrigues, reina del fado portugués; y consigue también su primer gran éxito con “Bambino” que le llevó a ganar un disco de oro y empezar a codearse en espectáculos con artistas como Charles Aznavour o Gilbert Bécaud. Rechazó contratos con Hollywood, y empezó a hacer giras por Europa. Su voz sonaba en lugares como Italia y Alemania, y sus actuaciones en el teatro Olimpia parisino eran cada vez más frecuentes hasta que en 1961 se convierte en la referencia principal de la sala. Se casó con su gran descubridor, Lucien Morisse, aunque su matrimonio duró solamente unos meses tras dejarle esta por el pintor Jean Sobieski. Años más tarde Morisse falleció en su propio apartamento parisino. Los años 60 fueron de gran calado social para Dalida, publicó numerosos trabajos y apareció en diversos programas y escenarios cantando. Se presentó en el festival de San Remo en 1967 junto a su segundo gran amor, Luigi Tenco, un cantautor italiano que compuso para ella “Ciao,amore,ciao”, un tema que cantaría sobre aquel escenario y que no gustó al público ni a la crítica y por lo que el autor terminaría quitándose la vida, aunque las causas de aquel suceso siguen poco esclarecidas. Fue entonces cuando tuvo que someterse a terapia tras un intento de suicidio con barbitúricos en un hotel. Se refugió en la filosofía oriental, pasando un mes en Bengala replanteándose si abandonar su carrera artística. Cuando vuelve su tonalidad se vuelve trágica y eso lo transporta a sus actuaciones. En 1975 una versión de un tema de los años 30 de Rina Ketty y el álbum “Salma ya salama” le devuelve a las pasarelas del éxito, obteniendo grandes ovaciones en Nueva York y Los Ángeles. Poco después recibe por los 25 años en el mundo de la canción un disco de diamantes, tras haber actuado todas las noches en el Palacio de los deportes en Paris ante 5000 personas en un evento multitudinario. En aquel año del título fue cuando pone fin a su tercera gran relación con el aventurero francés Richard Chanfray tras 9 años juntos. Dos años más tarde el que había sido su compañero se suicidó por afixia.
Los tres principales amores de su vida se quitaron del camino, entonces la depresión y el dolor se apoderó de ella. El rodaje de una película en Egipto en 1985 le removió el interior de sus recuerdos, y desde entonces cayó en picado. Fue entonces cuando con 54 años un 3 de mayo de 1987, en su casa situada en la rue d’Orchampt nº11 bis, fallece en soledad a consecuencia de una sobredosis de somníferos. A su lado en el interior del hogar del barrio de Montmartre aparece una nota que reza “Perdóneme, la vida me es insoportable”. La calle se vuelven recuerdos de su voz cantando “Paroles, Paroles” junto a Alain Delon, “J’attendrai”, “Ciao, ciao Bambina” o el impresionante “Bésame mucho”. Una mujer que será recordada durante mucho tiempo, y a la cual el país quiso despedir tras quedarse en shock. “Yolanda, Adiós. Dalida, gracias”, fueron las palabras que pronunció Mitterrand en su funeral en nombre de toda la nación. La línea negra que se perfilaba en sus ojos al maquillarse se marchitó para siempre.
Otros temas