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Voces para el recuerdo: BB King, la leyenda del Blues

Un artista que no se separó de su guitarra Gibson conocida como "Lucille".

Voces para el recuerdo: BB King, la leyenda del Blues
Álex González el

Si hubo algo que le apasionó durante los más de 60 años de carrera musical fue dar conciertos. Hasta 300 actuaciones en directo se llegaron a contabilizar en un año, lo que da una ligera idea del trabajador incasable que fue ese artista al que muchos consideran como el “Rey del Blues”. Tocaba sentado siempre a causa de un problema de rodillas, aunque fue la diabetes crónica y la edad la que acabó con la vida del artista. Se marchó a los 89 años de edad mientras dormía en Las Vegas, y su cuerpo fue trasladado a Memphis, ciudad de Tennessee catalogada como cuna del Blues, donde una procesión fúnebre bajando por la reputada calle musical de Beale Street era armonizada por la música que una banda ponía al ritmo de “When The Saints” Go Marching In”, uno de esos grandes himnos espirituales norteamericanos.  Hoy en día sus restos descansan en el Museo B.B.King que está situado en Indianola, Mississippi, el lugar de donde salió el músico de blues más galardonado de la historia con hasta quince premios Grammys en su poder. Para él la música iba mucho más allá de ser un simple arte. Llegó a comentar que “El blues es una religión, una fe. Subo al escenario con una misión: hacer entender que lo que voy a ejecutar es sagrado: cuando no consigo transmitir ese efecto, el concierto fue un fracaso”, y tanto que se volcó en esta misión llegando a ser el gran embajador en el mundo del blues clásico.  Un hombre que amaba la música de Frank Sinatra, y que soñaba con ser como el cuando era pequeño mientras dormía escuchando “In the wee small hours”.

Riley Ben King fue un artista que nace en 1925 en el seno de una humilde familia de cultivadores de algodón, y pronto se marchó a vivir con su abuela dado que sus padres se separaron y su progenitora no tenía dinero para cuidarle. Acostumbró a ir a un coro de la iglesia a cantar góspel, y pese a quedarse huérfano de madre, se hizo con su primera guitarra a la edad de 12 años. Aprendió a tocarla gracias a un primo suyo que se llamaba Bukka White. La música empezó a cautivarle en la adolescencia donde combinaba el trabajo de conductor de tractores con las actuaciones en radios locales e iglesias cercanas con su grupo “Famous St´John’s Quartet”. En aquel momento tuvo que marcharse a la Segunda Guerra Mundial formando parte del ejército de los Estados Unidos y a su vuelta puso rumbo a Memphis, lugar donde se daban cita los mayores músicos de blues del momento, para buscar una salida profesional ligado a los escenarios.

Su pasión por la música le llevó a trabajar como DJ en una radio a los 24 años y ganarse el apodo de B.B derivado de “Blues Boy” en Beale Street, era 1949 y su carrera empezaba a despegar. Desde el “Miss Martha King”, su primer álbum dedicado a su primera esposa, hasta el “Live at the regal” o el “Three o’clock blues” que tanto éxito tuvo. Fue un hombre que se lució en festivales y giras por todo el planeta e incluso vino a Europa siendo telonero de los Rolling Stones. Se hizo muy famoso y no se separaba de su guitarra “Lucille”, una Gibson que le acompañó a lo largo de toda su carrera. El Rhythm and blues entró en su vida y temas como “Ain’t nobody’s business”, “Rock my baby” o “Caldonia” se hicieron mundialmente conocidos.

El Rey del blues fue el sobrenombre con el que ha pasado a la historia recibiendo la Medalla de las Artes de Estados Unidos en 1992, apareciendo en los salones de la fama del blues y del rock and roll, aportando una influencia a gente como Eric Clapton o siendo mencionado por The Beatles en el tema “Dig it”. Era un rostro conocido en televisión, en publicidad, en campañas de ayuda humanitaria y en los más prestigiosos clubs de blues que fue inaugurando en lugares como Nueva Orleans, Orlando, Las Vegas, Nashville o Nueva York. La diabetes con la que convivió durante sus últimos 20 años de vida le hizo erigirse como uno de los rostros que más luchó por visibilizar esta enfermedad. Un incendio en la sede de Universal en Hollywood acabó con muchas de sus grabaciones en el año 2008. Un cantante que solía decir “dame 6 cuerdas y seré feliz”, un talento para la posteridad que merece ser recordado.

 

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