Tras el paso por la música Honky Tonk, la muerte de Hank Williams y el triunfo de mujeres como Kitty Wells, empezó a cultivarse en Nashville un estilo musical derivado de las nuevas técnicas que dejaban atrás las guitarras de acero, violines y voces nasales. La atractiva corriente empezó a mover millones de dólares donde se incluían coros y ritmos cercanos al pop que el público empezó a acoger muy bien. Hubo una persona que se puso al mando de la producción de la compañía RCA Víctor y que fue todo un visionario. Anteriormente había sido guitarrista, pero Chet Atkins supo dar con la tecla de lo que la industria necesitaba en ese momento quitando peso en la toma de decisiones a los artistas y dando más a las producciones tecnológicas. Un country con tintes más cercanos a la música pop que hasta principios de los años 60 vendieron millones de copias de discos por todo Estados Unidos. Junto Atkins hubo también otra serie de productores muy importantes como Steve Sholes, Bob Ferguson o Owen Bradley. También hubo músicos muy importantes como el pianista de Louisiana Floyd Cramer que con su estilo conocido como de “medio paso” dejó incluso algunos temas relevantes como “On the rebound” o “Last Date”, y remarcar la labor de ingenieros de sonido como Bill Porter.
Pero los artistas que entonces empezaron a predominar en el conocido como “Sonido Nashville” fueron gente como Patsy Cline, una mujer natural de Virginia que tenía mucho temperamento y que estaba casada con un magnate de los negocios como Gerald Cline. Patsy empezó cantando en pequeñas bandas locales de honky tonk y fijándose en su referente femenina como Kitty Wells. En 1957 se mudó a Nashville y allí empezó a tener éxito gracias a que se convirtió rápidamente en una de las figuras referenciales de la música de la ciudad. Tuvo un primer gran éxito con el tema “Walking after midnight” y posteriormente lo hizo con otras canciones como “I fall to pieces”, “Crazy” o “She’s got you”. Una cantante que además daba multitud de conciertos cada año y que era el estandarte de esta nueva corriente de country hasta que en 1963 falleció en un accidente de avión cuando regresaba a Tennessee después de dar un recital en Kansas City.
Otro cantante muy influyente en aquel momento fue Jim Reeves, un artista de Texas que sentía devoción desde su juventud por Frank Sinatra y Jimmie Rodgers. Empezó de locutor radiofónico y tocando en una banda musical llamada “Moon Mullican”. Con el éxito que fue sumando después como solista debutó en programas como el Louisiana Hayride o el Grand Ole Opry. Un hombre que metía arreglos en sus canciones nunca vistos anteriormente y que llamaron la atención de los productores. Uno de sus temas más conocidos y que le abrió paso en este “Sonido Nashville” fue “Four Walls” en el año 1957. Trágicamente este texano falleció en un accidente de avión en el año 1964 cuando volaba desde Arkansas hacia Nashville junto a su socio y cuyos restos mortales se encontraron dos días después del suceso en el condado de Davidson en Tennessee.
Importante dentro de esta corriente fue también un cantante de Carolina del Norte llamado Don Gibson que tuvo bastante éxito entre las décadas de los años 50 y hasta los años 70. Se mudó a Nashville y se puso en manos de Chet Atkins en el sello RCA que trastocan su música para hacerle sacar el mejor partido posible comercialmente hablando. Un country mucho más pop de un cantante que hablaba en sus letras de la soledad o del amor perdido y al que muchos conocieron como el “poeta triste”. El tema de 1958 llamado “Oh lonesome me” es una de las muestras de su talento en este mundo musical y que le convirtió en una estrella del momento. Una vez el sonido de Nashville fue decayendo hizo algunos duetos con gente como Dottie West. Por cierto, esta mujer de Tennessee también hizo alguna incursión en este movimiento con temas como “Here comes my baby”.
Hay un último artista que no es precisamente un emblema de estos ritmos, pero que sí hizo incursiones a mediados de los 60 cuando ya iba decayendo la llama del sonido porque andaba herido tras los fallecimientos de dos referencias como Jim Reeves y Patsy Cline. Eddy Arnold se dejó ver en esta estela con temas como “Make the world go away” en 1965. Un hombre de Henderson, en Tennesse que desde bien joven se dejó ver en el Opry y que se convirtió en un embajador del country habiendo vendido más de 85 millones de copias.
Os recuerdo que ya tenéis disponibles todos estos temas en la lista de Spotify de este espacio “Toques sureños- american music”, y que podéis seguir toda la actualidad del blog en la cuenta de twitter @blogsurenos. Por último recordaros que si queréis saber más sobre la cultura sureña estadounidense tengo en marcha un podcast llamado “Vientos del Sur”, donde tienen también cabida la música, el cine y los libros. En Ivoox y en Spotify.
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