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Pues bien, ¿cómo fue posible detectar esa actividad delictiva? Respuesta: Gracias a los aviones de combate Eurofighter equipados con radares (ECR-90), sistema de búsqueda y seguimiento por infarrojos (IRST) y la posibilidad de visión nocturna a través del sistema FLIR (Forward Looking Infra-Red).
Se trata de un tipo de operación, poco conocida por la opinión pública, que es a su vez toda una lección de cómo lo gastado en “lo militar” tiene aplicaciones en la mejora y calidad de vida de “lo civil”(faltaría más).
Muchas de estas operaciones (también del Ejército de Tierra y/o Armada, cuya labor de vigilancia fronteriza es otro ejemplo en la lucha contra la inmigración ilegal) pasan inadvertidas y se prefieren ocultar a la opinión pública por el Gobierno de turno, que lo considera “políticamente incorrecto”.
“No vaya a mezclarse lo militar con lo civil…”, pensará el acomplejado político. Todo ello en un país, España, donde ver a un militar de uniforme por la calle o tomándose un café más allá delos 100 metros a la redonda del cuartel es más difícil que encontrar a Wally en plena efervescencia atlética en Neptuno.
En este caso, el trasunto de la colaboración marroquí podía añadir más polémica al operativo.
El resultado y lo más importante: esta vez bandas de narcotraficantes han sido desarticuladas en el Estrecho de Gibraltar. Por cierto, zona que es talón de Aquiles de nuestra seguridad y no solo en lo que a droga se refiere.
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