La reparación del destrozo causado en el cazaminas M-34 Turia tiene una doble complejidad que hace meditar a la Armada Española su decisión: el «parcheo» que supondrá la reparación provoca dudas sobre su futura resistencia a una explosión de una mina; y la tecnología de «plástico reforzado de fibra de vidrio» que Navantia utilizó para su construcción ya ha sido superada (lo que añade más dificultad). Así lo admiten fuentes conocedoras de la evaluación de los daños.
No obstante, fuentes oficiales de la Armada explican que «la intención es recuperar el buque. Ello dependerá de la viabilidad técnica y económica que conlleve la recuperación. Aspectos que continúan en estudio y de los que no se tiene de momento ningún informe concluyente».
Además de los destrozos evidentes en el casco, la sala de máquinas del Turia se hundió parcialmente, dañando parte de los motores y el sistema eléctrico. La hélice, que chocó contra el lecho rocoso de la playa del Banco del Tabal., también sufrió daños, la quilla y los estabilizadores también sufrieron destrozos.
Actualmente hay dos informes técnicos para decidir la reparación: el de la estructura del buque y otro sobre daños en los de sistemas del buque.
Hay que recordar que el pasado lunes la Armada cesó al comandante del Turia, una decisión «triste», según reconoce una fuente del gabinete del almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema).
«El cese del comandante ha sido adoptado por la autoridad que lo designó para el mando, basado en el informe preliminar de las causas que motivaron la varada y no responde a razones disciplinarias. El comandante del Turia pasará a ocupar un nuevo destino en la estructura orgánica de la Armada», informaron por otra parte desde la Oficina de Comunicación de la Armada.
Las mismas fuentes añadieron que «el ejercicio del mando de un buque de la Armada es una gran responsabilidad que los oficiales de la Armada seleccionados para ello asumen como un privilegio. Esta labor no está exenta de los riesgos propios que impone el medio en el que operan los buques: la mar».
Otra fuente de la Armada conocedora del caso expresó que, al menos, el operativo de rescate del buque evitó una imagen de un buque hundido, como la fragata noruega Helge Ingstad, hundida tras chocar con un petrolero.
La 1ª Escuadrilla de de Medidas Contra Minas, con base en Cartagena, disponía de seis buques para llevar a cabo sus misiones y despliegues con agrupaciones navales de la OTAN (ahora se encuentra el Sella en el Mediterráneo).
Los buques de la 1ª Escuadrilla fueron construidos en dos series en los astilleros de NAVANTIA en Cartagena. A la primera serie pertenecen cuatro cazaminas (Segura, Sella, Tambre y Turia) y dos a la segunda (Duero y Tajo).
«Son buques construidos en plástico reforzado con fibra de vidrio (PRFV), lo que les proporciona una reducida firma magnética a la vez que una gran resistencia al choque producido por las explosiones submarinas. Su sistema de combate es de fabricación íntegramente nacional y es de destacar su discreción magneto-acústica. La maniobrabilidad de estos buques es excelente gracias a sus propulsores Voith Schneider y a su sistema de posicionamiento dinámico», describe la Armada sobre este tipo de buques entregados por los astilleros de Navantia de Cartagena entre 1999 y 2005. En concreto, el Turia fue entregado en el 2000 con un coste de 70 millones de euros.
Para las operaciones de caza y de contraminado, los cazaminas de la clase Segura disponen del sónar de profundidad variable (VDS) AN/ SQQ-32 (Sp) y los vehículos por control remoto «Minesniper» y «Pluto Plus».
Precisamente, este último vehículo -un minisubmarino no tripulado- fue el causante de que el Turia encallase frente a La Manga del Mar Menor. Al perder el control sobre él y tratar de recuperarlo. Otra fuente habla sobre la posibilidad de que el cable que le unía al buque se enrollase en la hélice provocando:
«Cuando el Turia llega a la zona le indican que no ponga el sonar porque están los buceadores de la Armada sumergidos. Decide lanzar el Pluto. Desafortunadamente la mala mar lo hace derivar hacia la hélice donde se enreda. Al no poder dar máquinas la mar empuja al buque contra el espigón sumergido y le abre varias vías de agua», explican. Hay que puntualizar que, como tal, el Turia no tiene hélices sino que sus propulsores azimutales tienen palas.
Ahora la Armada deberá anunciar qué decisión toma: desguace o reparación.
ASÍ EXPLICA LA ARMADA LA PARTICULARIDAD DE LOS CAZAMINAS:
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