Una de las hazañas más recordadas del ejército español es la del sitio de Baler, un asedio al que fue sometido un destacamento de las fuerzas armadas por parte de revolucionarios filipinos en la isla de Luzón. Los militares permanecieron 337 dÃas en la iglesia del pueblo de Baler sin poder salir ante la amenaza de muerte que les esperaba fuera y, evitando asÃ, que los contrarios tomaran la iglesia. Han pasado a la historia como “los últimos de Filipinas”.
El calvario que vivieron los soldados sitiados tuvo su origen con la declaración de independencia de Filipinas, el 12 de junio de 1898, fecha en la que el entonces general Emilio Aguinaldo proclama la soberanÃa del paÃs tras haber perdido España la batalla de Cavite en la guerra hispano-estadounidense. Aguinaldo, lÃder de la Revolución Filipina se convertÃa asà en el primer presidente de la nueva república que pronto caerÃa bajo el dominio estadounidense. En ese momento habÃa en las islas 13 mil soldados españoles y pronto llegarÃan otros 25 mil para tratar de frenar la insurrección armada, pero ya era demasiado tarde.
Desde hace un año y medio Madrid cuenta con una escultura de MartÃn Cerezo, teniente del destacamento, que homenajea a los últimos de Filipinas. Se trata de una obra del escultor Salvador Amaya creada a partir de un boceto del pintor Ferrer-Dalmau. La obra, que pesa más de 6 metros de altura y pesa una tonelada, se encuentra en la plaza del Conde del Valle Súchil.
La idea de dotar a la capital de un monumento en recuerdo de los últimos de Filipinas fue de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España, la Orden Filipina de Caballeros de Rizal y la Asociación de Profesionales Filipinos en España. El Ayuntamiento de Madrid aprobó la propuesta de forma unánime en 2013 y la instalación se llevó a cabo en enero del 2020.
El sitio de Baler
El 1 de julio de 1898 el destacamento de Baler, formado por 54 militares, fue atacado por milicias independentistas, refugiándose en la iglesia del municipio. De esta manera comenzaba el asedio que duró casi un año. Los soldados fueron vÃctimas de la falta de alimentación y de la escasa higiene, además de la desmoralización que supuso la muerte de dos de ellos por heridas de bala y de otros 15 por enfermedades derivadas del hacinamiento y la mala alimentación.
La navidad de 1898 ha pasado a la historia por la forma en que los últimos de Filipinas la celebraron con estrépito y emoción. A pesar del asedio, cantaron toda la noche y se sabe que improvisaron un concierto con cornetas, tambores y latas vacÃas que se sumaron a la orquesta de instrumentos. Los soldados desconocÃan que dos semanas antes España habÃa firmado la paz con Estados Unidos, cediendo a los americanos Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Habiendo acabado la guerra, los últimos de Filipinas siguieron sin abandonar la iglesia al no tener la certeza de que las noticias que les llegaban de la tregua fueran reales. Finalmente, el 2 de junio de 1899 los 33 supervivientes accedieron a abandonar el lugar después de que el teniente coronel del Estado Mayor se personase uniformado en Baler para hacer entender al destacamento que ya podÃan regresar a España, tal como hicieron.
Llegaron a Barcelona, ciudad en la que fueron recibidos con fervor, convertidos en héroes de guerra. La reina regente MarÃa Cristina les concedió una audiencia famosa por la conversación que mantuvo con MartÃn Cerezo. Cuando la reina le dio las gracias por el esfuerzo, este respondió que solo habÃa cumplido con su deber, a lo que la regente añadió “¡Ay MartÃn! si todos hubieran cumplido con su deber…”
Efemérides