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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La España de hoy es así

Una interpretación de los resultados electorales

José Manuel Otero Lastres el

Los resultados electorales son como el algodón del anuncio: no engañan. Y, a pesar de que hubo una especie de gran ensayo general el 28 de abril con un reparto de escaños que anunciaba con meridiana claridad inestabilidad política, el pasado 10 de noviembre los españoles, en gran medida empecinados en seguir votando emocionalmente, no variamos significativamente el sentido de nuestro voto. Lo malo es que estábamos perfectamente advertidos de que en estas elecciones nos jugábamos algo más que renovar las Cámaras: configurar la aritmética parlamentaria que haría posible la investidura del próximo Presidente del Gobierno que habría de enfrentarse en la legislatura con una desaceleración económica en marcha y la crisis independentista catalana.

Pues bien, en lugar de votar racionalmente para lograr un gobierno fuerte y estable que pudiera hacer frente a esos dos nubarrones políticos, nuestros “emocionales” votos han dado lugar a una situación política más compleja que la del pasado 28 de abril.

En efecto, y aunque hablar de números resulta tedioso, hay que señalar que hubo 6.752.983 españoles que votaron al PSOE (a éste PSOE porque no hay otro) por parecerles la mejor de las opciones políticas, sin que les importara que Pedro Sánchez hubiera copiado su tesis doctoral, que hubiera usado el Falcón oficial para sus viajes particulares, sus constantes mentiras y contradicciones políticas, así como el pelaje de sus compañeros políticos de viaje. Es decir, casi siete millones de españoles consideraron a Pedro Sánchez como el mejor candidato para gestionar nuestros intereses generales en los duros tiempos que se avecinan.

Hubo otros 5.019.869 ciudadanos que votaron por el PP; 3.640.063 los que prefirieron a VOX; 3.097.185 los que se inclinaron por UNIDAS PODEMOS; 1.637.540 los que optaron por CIUDADANOS; y, finalmente, 577.055 votaron por MÁS PAÍS. Todos estos votos sumados ascienden a 20.724.695 españoles que repartieron sus votos entre los partidos y formaciones con implantación en toda España.

Ahora bien, como el número total de votantes ascendió a 34.872.054, hubo otros 14.147.359 de españoles que optaron por otros partidos de implantación autonómica, cuando no provincial, como en el caso de Teruel. De los partidos y formaciones de este tipo, los propiamente nacionalistas-independentistas reunieron 2.296.005 votos repartidos entre ERC que obtuvo 869.934 votos; JUNTSxCAT que congregó 527.375; el PNV al que votaron 377.423; BILDU que recibió 276.519 y la CUP que recibió 244.754.

Pues bien, los españoles que votamos el pasado día 10 sabíamos perfectamente que, debido a nuestra anómala Ley Electoral, el futuro gobierno de la Nación y la Política general de España iban a depender en buena medida de los escaños ocupados por esos los partidos localistas. Y sabíamos también que de esos partidos localistas, los independentistas tienen como objetivo hacer saltar por los aires los principios constitucionales de la indisoluble unidad de España y de la soberanía nacional. Lo sorprendente es que sabiendo lo que antecede, votáramos lo que votamos.

Lo cual lleva a afirmar que, por mucho que pueda extrañarnos y hasta dolernos, la España de hoy es ni más ni menos que como reflejan los resultados electorales. Nuestros cuarenta años de democracia han desembocado en un pluralismo político excesivo que lleva en su interior el germen de la autodestrucción de nuestra actual convivencia democrática. Y ello porque los españoles de hoy han optado por la aberrante posibilidad de poner el futuro de nuestra Nación  en las siguientes manos: un PSOE errático y pesebrista; un partido, UNIDAS PODEMOS, que es populista y chavista-madurista; tres partidos catalanes independentistas con dirigentes condenados por sentencia firme del Tribunal Supremo por los delitos de sedición y malversación de fondos, como ERC y JxC y una formación antisistema que está al frente de los azotacalles de los CDR como es la CUP; y dos partidos vascos, uno, por el momento, nacionalista, el PNV, y otro filo-terrorista BILDU.

Imagino que no serán pocos los españoles a los que les ponga los pelos de punto el espantoso futuro que se nos anuncia. Pero creo que tampoco me equivoco si digo que hay otros españoles –que tal vez sean los más- a los que les parece bien poner a nuestra querida España en manos del desnortado PSOE actual y sus reseñados compañeros de viaje. Lo que me parece que no puede discutirse es que la España de hoy, querámoslo o no, es así .

Política
José Manuel Otero Lastres el

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