En estos momentos, la cuestión polÃtica más importante y urgente es ver la respuesta de los partidos polÃticos que no están en el gobierno (todos menos PSOE y Podemos) a la nueva petición de prórroga del Estado de Alarma. La postura del Gobierno se entiende perfectamente: está muy cómodo en el Estado de Alarma porque ha concentrado en sus manos todo el poder.
El Congreso está, en efecto, en estado de hibernación y a los socios del gobierno por distintas razones les gusta gobernar de este modo: al PSOE por la peculiar forma de ser de su lÃder, cuya soberbia no admite la discrepancia, y a Podemos porque, según acaba de reiterar su lÃder, es comunista y, por tanto, totalitario.
La cuestión no es fácil para el PP. Hasta ahora y en esta situación de Estado de Alarma el gobierno ha aprovechado para “colar†todas las medidas que quiso sin debate parlamentario alguno: recortes en la libertad de expresión, Pablo Iglesias en el CNI, las soluciones a las viviendas con inclusión de las privada en caso de violencia de género, la reforma de la educación y de la Justicia, y, el más reciente, el empadronamiento de los okupas sin los requisitos ordinarios, etc.
Además, el solo hecho de anunciar que podÃa no apoyar la prórroga del Estado de Alarma por parte del PP le valió a Pablo Casado un tuit de Echenique en el que lo responsabiliza de los muertos que pudieran producirse en caso de rebrote de la pandemia (un poco sorprendente porque no hubo una inculpación semejante para ERC, PNV y demás partidos que no apoyan la prórroga).
Yo me pongo idealmente en el caso del PP y les confieso que no sabrÃa qué hacer. Hasta ahora, y respeto cualquier otra postura, pienso que MI GOBIERNO (no me interesa ni lo que hayan hecho otros paÃses, ni lo que pasó en España antes) con todo el poder del que viene disponiendo lo hizo mal: dio una respuesta tardÃa, contradictoria y desacertada a la pandemia del coronavirus. Por otra parte, el Gobierno no ha sido leal con los demás partidos al aprovechar la situación para colar propuestas que debÃan debatirse en profundidad en el Congreso. Y, por último, el Presidente del Gobierno ha planteado un órdago: no hay plan B, o se aprueba la prórroga o el caos.
¿Merece el Gobierno el voto favorable del PP a la prórroga? Desde luego, si se valorara solo la gestión del Gobierno habrÃa que contestar rotundamente que no. Pero el panorama de los intereses en juego es más amplio: está en juego el interés general de la salud del artÃculo 43 de a Constitución. Y ese interés de tanto peso debe ser meditar profundamente la decisión. Estamos, en fin, ante uno de esos casos en los que tome la decisión que tome, el lÃder del PP no contentará a todos.
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