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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Nicasio el vidente y la vacuna contra el secesionismo

José Manuel Otero Lastres el

Don Atribulado llevaba varios días acongojado por las noticias que procedían de Cataluña respecto de la terca deriva secesionista que habían tomado Artur Más y sus secuaces soberanistas. Y para acabar con aquel sinvivir decidió visitar a un viejo amigo gallego, llamado Nicasio, que tenía el don de la videncia. En otras ocasiones, aunque respecto de asuntos de otra naturaleza, Nicasio le había demostrado de manera indubitada que adivinaba el provenir.

Cuando don Atribulado entró, previa cita, en la sala de adivinaciones vio que Nicasio estaba sentado en un sofá y que solamente tenía en las manos un lápiz y sobre los muslos un block con hojas pautadas de papel amarillo. En un primer momento, se contrarió pensando que con tan pocos instrumentos y, sobre todo, sin bola de cristal, le iba a ser extremadamente difícil averiguar el desarrollo futuro de tan complicada situación como era la posible independencia de Cataluña.

Para su sorpresa, Nicasio, que, según sabían todos sus clientes, se sentía muy español, aparentaba una gran tranquilidad. Aunque pudiera parecerlo, le indicó que la cuestión que le sometía a  consulta era menos preocupante de lo que pensaba la gente. Era verdad que se iba a provocar un choque institucional entre la Generalitat y el Estado Central, pero lo que había que desvelar era no tanto el resultado del conflicto cuanto sus consecuencia futuras.

Tras guardar unos minutos de silencio, durante los cuales pareció concentrar en su mente todas sus dotes adivinatorias, respondió del siguiente modo a las dos cuestiones suscitadas.

En lo referente al resultado del conflicto, le respondió que todo parecía indicar que se enfrentaban, como en su día dijera Castellio de su controversia con Calvino, un mosquito con un elefante. No tenía más remedio que calificar a la intentona secesionista como un mosquito porque, por si ya era poco ser solo una parte de España que se opone al Estado en su conjunto, es que ni siquiera a los secesionistas les asiste la legalidad: la ley -y esto es lo más relevante-en este caso no está del lado del débil sino del más fuerte.  

Y en cuanto a las consecuencias, dijo que, al contrario que la gran mayoría de los comentaristas políticas, lejos de prever una duración prologada de tiempos convulsos, sus dotes adivinatorias estimaban que la insensatez de Artur Mas y los suyos acabaría actuando y rápidamente como una especie de vacuna contra el separatismo.

Era verdad que ya el 6 de octubre de 1934 había tenido lugar en Barcelona la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española por parte del entonces presidente de la Generalidad Lluís Companys y que ese suceso no había actuado como vacuna. Pero añadió que entonces las cosas eran bastante diferentes. En el desafío actual, agregó Nicasio, España no es una Nación aislada en el concierto internacional, sino un Estado Miembro de la Unión Europea. Por lo cual en la confrontación de nuestros días, Cataluña no solo se enfrenta con una Nación moderna y democrática, que posee una de las Constituciones democráticas más avanzadas del mundo, sino que lo hace también con una organización supranacional, la UE, que no puede tolerar las veleidades retrógradas de los separatismos.

Don Atribulado salió de la sala algo más que tranquilo. Los que lo conocen bien dijeron que incluso contento. Y cuando alguien le preguntó si se había creído el vaticinio de Nicasio, respondió: pasará lo que tenga que pasar, pero hasta entonces es mejor vivir tranquilo creyendo en la videncia de Nicasio que vivir preocupado todo ese tiempo. ¡Ustedes mismos!         

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