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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La terquedad en la nueva política española y catalana

José Manuel Otero Lastres el

Para mí tengo que cualquier observador medianamente atento de la política actual española estará, como poco, hastiado ante el espectáculo que están representando en la política nacional y en la catalana ciertos líderes de determinados partidos políticos. Espectáculo que, en mi opinión, hay que atribuir a una condición  de la vienen haciendo gala últimamente ciertos políticos. Me refiero, como se deduce del título de esta entrada, a la terquedad.

Y es que, hoy como nunca, hay políticos que son absolutamente obstinados a la hora de mantener una determinada postura política. Como si de orejeras se tratara, han situado sendas piezas opacas a los lados de su cerebro para impedir ver más allá de lo que ellos mismos se han puesto delante de sus ojos. Nada importa todo lo demás, solo el limitado panorama que tienen ante sí y que responde a intereses puramente particulares que nada tienen que ver con los de la generalidad de los ciudadanos.

En la política nacional, Pedro Sánchez, sobre todo, y Albert Rivera, aunque en menor medida, están manteniendo tercamente posturas que ya empeoraron sus últimos resultados electorales. El líder socialista sigue erre que erre con su “Rajoy no” y Albert Rivera, si bien se ha movido al “ni sí ni no”, lo cierto es que ambos están poniendo en riesgo los intereses generales de España. Y no me refiero a que haya unas terceras elecciones, sino a la falta de un gobierno que adopte las medidas económicas necesarias antes de que finalice el presente año.

Esta terquedad o política de orejeras es tanto más sorprendente si se tiene en cuenta que ambos líderes declararon públicamente poco antes de las pasadas elecciones que una vez celebradas habría pronto gobierno y que en ningún caso habría unas terceras elecciones. ¿Es que esperaban otros resultados?

Pero que la terquedad no es exclusiva de la política general lo demuestra lo que está sucediendo en Cataluña. No tengo ni el más mínimo ápice de duda de que los parlamentarios secesionistas catalanes conocen perfectamente la Constitución y, en consecuencia, saben que, de acuerdo con la legalidad vigente en España (y Cataluña forma parte de ella), solo existe una única soberanía, la nacional, que reside en el pueblo español en su conjunto y que, por tanto, no existe soberanía catalana.

Pero no les importa esa realidad: se han puesto las orejeras políticas de que, al margen por completo de la legalidad vigente, el voto de una parte de los catalanes está por encima de las leyes y de los tribunales encargados de aplicarlas y siguen –vuelvo a repetir- erre que erre dando vueltas a su pequeña noria territorial, pretendiendo ignorar las graves consecuencias que tendrá para ellos su inadmisible conducta.

En fin, a veces no es malo ser pertinaz o irreductible cuando lo que se persigue beneficia a la generalidad de la ciudadanía. Pero ser terco y con orejeras políticas en grave perjuicio de España y de Cataluña, creo que es para hacérselo mirar.

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