José Manuel Otero Lastres el 23 feb, 2016 Hace pocos años viajé con el Real Madrid a Moscú y nos acompañó por la ciudad durante los dos días que estuvimos una traductora que tenía entre cuarenta y cincuenta años. Durante ese tiempo comentamos bastantes cosas y en el clima de confianza que surgió entre nosotros nos dijo que echaba de menos la Unión Soviética y el régimen comunista. Defendió su postura alegando que, aunque modestamente, entonces tenía la vida resuelta, pagaba una renta simbólica y la luz y el gas de la calefacción prácticamente gratis. Y que, en cambio, ahora tenía que trabajar compitiendo duramente con otros para ganarse el sustento. Ante aquel inesperado alegato a favor del comunismo, se me ocurrió preguntarle si no valoraba la libertad de la que disponía ahora. Y me respondió que prefería vivir subsidiada (no empleó esta palabra) que tener libertad. Mentiría si no dijera que al oírla pensé que aquella nostálgica del comunismo estaba profundamente equivocada. Tal vez porque yo soy de una generación que buscó con ansia la libertad. Últimamente he recordado más de una vez esta anécdota, porque me cuesta entender el reciente éxito electoral que están teniendo Podemos y otras formaciones políticas comunistas, aunque tengan algún reparo en confesarlo. Desde luego, el éxodo masivo de votos de los partidos tradicionales a las nuevas formaciones se debe a diversas causas, de algunas de las cuales, como la corrupción, ellos mismos son los únicos responsables. Pero hay otras causas en las que, tal vez, reparamos poco. Me refiero a las dos opciones que estaban en juego en la queja de la intérprete rusa: vivir subsidiado, pero sin libertad, o gozar de ésta y tener que pelear duramente por abrirse camino. Y yo me temo que cada vez es mayor el número de españoles que prefieren el subsidio aunque sea a costa de “vender” su libertad. Y para que no se me mal interprete incluyo tanto a los que están ilícitamente a la busca y captura de cualquier subvención pública (la utilización fraudulenta del Paro y Planes de Empleo) como a los que no contribuyen en la medida que deben al sostenimiento de los gastos públicos (economía sumergida y fraude fiscal). A lo que cabe añadir que ahora se habla de una renta básica generalizada. Hace tanto tiempo que los españoles conquistamos la libertad que hay generaciones enteras de españoles que siempre han vivido en libertad y democracia. Por eso, no sería de extrañar que no la valoraran en su justa medida, como los que siempre han vivido respirando y no advierten la presencia del aire. Pero la libertad y el aire pueden llegar a faltar y en ambos casos sucede lo mismo: se entra en estado de asfixia. Ojalá que no suceda, pero si llegaran a triunfar los “comunistas disfrazados”, no tardaríamos en perder la libertad y entraríamos en una asfixia democrática que supondría que dejaríamos de tener la libre determinación de organizarnos como personas plenamente responsables de sus actos. Ejemplos tradicionales como Cuba y recientes como Venezuela muestran la falta de libertad de la que hablo. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 23 feb, 2016