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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

En apoyo de Carmen Maura

José Manuel Otero Lastres el

En una reciente entrevista, la actriz Carmen Maura hizo unas declaraciones que me parecen valientes, por atrevidas, y sensatas, por políticamente incorrectas. Se pronunció con mucha claridad sobre temas tan conflictivos como la clase política actual, el feminismo y el independentismo catalanista. Pues bien, los únicos que han salido a su caza mediática han sido estos últimos, que demuestran, una vez más, su fanática (¿interesada por remunerada?) intransigencia con cualquiera que no piense como ellos.

Sobre la clase política actual, Carmen Maura afirmó…” lo que más me indigna es que los políticos no saben hacer su trabajo. Son todos iguales”. Y ante la duda del entrevistador añadió: “Hay muy pocos que se salvan. En todos lo que más se nota es que sólo quieren quedarse en el puesto. Lucen una ambición desmedida cuya única preocupación es yo, yo, yo y los míos. En teoría les pagamos para que nos faciliten la vida. Y es al revés. Nos la están complicando. Les ves con esas ganas de llegar al poder como si ser presidente fuera algo. Y me imagino que realmente no es más que un coñazo. Pero claro tienen la vida pagada. Es un sueldo para toda la vida. Y además entrar en política es más fácil que, por ejemplo, ser periodista. No tienes que haber estudiado nada. Eso de que haya gente en política que no ha trabajado en su vida no lo veo.”

Sobre la creciente intensidad del feminismo, señaló: “La verdad es que creo que todo está muy descontrolado. Y, sinceramente, creo que ya es hora de que las mujeres empecemos a relajarnos. Hay que empezar a tomarse el ser iguales a los hombres como si fuera una cosa normal. Si seguimos con tanta reivindicación y tanta discriminación positiva vamos a empechar a todo el mundo… A veces no nos damos cuenta de cómo han cambiado las cosas. Lo que hemos vivido antes sí que era angustioso, cuando teníamos que pedir permiso al marido para comprar una nevera. El adulterio, para el marido era una gracia y para la mujer era cárcel. Hay cosas que se han conseguido que demuestran que estamos en camino”.

Finalmente, sobre el independentismo, opinó: “Cada vez que veo que para conquistar a los catalanes les están dando dinero, me pone negra. Porque precisamente no es la comunidad que más lo necesita. Si acaso es la comunidad que más gasta en tonterías. Vamos a un festival y ves una oficina española y otra catalana. Y lo de las embajadas. No, no es así. Vamos a solucionar que haya trabajo para todo el mundo… Me pone negra. Todo eso hace que los otros vayan con las banderitas”.

El cine es una forma de arte -se le llama “el séptimo arte”- y, como dice W. Somerset Maugham en su obra “Diez grandes novelas y sus autores”, la finalidad del arte no es instruir, sino deleitar. Refiriéndose al arte de la novela, dice este autor que “el novelista no tiene por qué ser más que novelista. Con eso basta si es un buen novelista”. Y añade: “No tiene por qué comerse un cordero entero para saber a qué sabe la carne de lechal; le basta con tomarse una chuleta. Después, aplicando su imaginación y su facultad creadora a la chuleta que ha degustado, puede ofrecernos una idea bastante atinada de cómo es el cordero guisado al estilo irlandés; pero cuando de eso pasa a sacar a colación sus ideas sobre las crías de las ovejas, la industria lanera y la situación política en Australia, lo más prudente es aceptarlas con reservas”.

Lo mismo puede decirse de Carmen Maura: no tiene por qué ser más que una actriz y mucho mejor si es buena. Y es que, al igual que la novela, la obra cinematográfica no busca la verdad ni aspira a ser creída. Cuando alguien escribe un guion o dirige una película, es muy posible que no pueda prescindir de sus inclinaciones personales. A través de la ficción, el cineasta nos ofrece su particular visión de la realidad, nos transmite sus conocimientos que, en cuanto suyos, son parciales y, por lo tanto, no muy fidedignos.

Es muy posible que con un actor o una actriz no suceda lo mismo. Seguramente interpretará mejor la obra que más coincida con su forma de ser y de pensar, pero no hay que descartar que su talento interpretativo le permita meterse de lleno en la piel de un personaje cuyo papel aborrezca. Ahora bien, una actriz sólo es una artista y su crédito se agota en lo que es: cuando habla de política es como cualquiera de nosotros, sus opiniones no reciben suplemento alguno de credibilidad por el hecho de pertenecer al séptimo arte.

A pesar de todo, hay que celebrar que personas que están bastante expuestas al público, como puede ser Carmen Maura, declaren lo que piensan y no lo que les gustaría oír a los intransigentes, a los que no les llega con vivir con acierto su propia vida, sino que nos quieren imponer a los demás lo que tenemos que pensar y decir.

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