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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El rigor intelectual en el debate político

José Manuel Otero Lastres el

Tras el debate que mantuvo en televisión con Elena Valenciano, Arias Cañete afirmó textualmente “el debate con una mujer es complicado. Si demuestras superioridad intelectual o la acorralas, es machista”. Y añadió “con todas las provocaciones de la señora Valenciano, si soy yo mismo, me temo”. La contestación de Elena Valenciano fue: “¿Entonces qué hacemos? ¿Fuera mujeres del debate?” Desde entonces, la señora Valenciano y su partido no han dejado de acusar al señor Arias Cañete de “machista”.

El tema no da mucho de sí y no quiero ser yo quien incida en una cuestión que ya resulta cansina, pero permítanme que me sirva de esta anécdota para mostrar el poco rigor con el que se debate en política. Veamos, en primer lugar, qué quiso decir el señor Arias Cañete.

Lo primero que afirma el candidato del PP es que el debate con una mujer es complicado, lo cual en el contexto de lo que afirma a continuación debe ser entendido como que no es fácil, que no se puede mantener sin esfuerzo. Y, por lo que dice seguidamente, la principal complicación del debate político con una mujer es que el hombre tiene que “contenerse”. Que esto es lo que subyace en esta parte de su alocución lo demuestra otra de sus afirmaciones “si debato con el señor Rubalcaba nos podemos decir todas las barbaridades”. ¿Está en lo cierto en esta apreciación el señor Arias Cañete? En mi opinión, no se puede dar una respuesta para la generalidad de los casos y todo dependerá de la forma de ser del varón que debata políticamente con una mujer. Si el político en cuestión está educado a la antigua usanza, y no pude dejar de ver que su adversario político es una mujer, cabe la posibilidad de que se sienta “frenado” a la hora de utilizar todo el arsenal de sus argumentaciones. Pero creo sinceramente que en los tiempos actuales cada vez quedan menos de los “antiguos caballeros”, por lo cual la supuesta complicación es más un cuestión del propio señor Arias Cañete que de la generalidad de los políticos varones.

A renglón seguido, el señor Arias Cañete señala qué sucedería si no se contuviera: que demostraría superioridad intelectual o acorralaría a su adversaria. ¿Está pensando el candidato del PP en cualquier mujer o solamente en Elena Valenciano? La primera impresión es que se refiere, en general, a la mujer, es decir, a todas. De ser éste su pensamiento, estaría profundamente equivocado porque no tengo la más mínima duda de que en España hay mujeres más inteligentes que el señor Arias Cañete, frente a las cuales, aunque no se contuviera, no podría demostrar superioridad intelectual. Pero si el candidato del PP –como parece lo más lógico- se comparaba con Elena Valenciano, no considero descabellado que pensara que de no contenerse podría demostrar superioridad intelectual o que el público pensara que la estaba acorralando. En estos dos últimos casos, prefirió contenerse antes de que el público lo viera como un “machista” abusón.

Ahora bien, ¿la única consecuencia lógica de las afirmaciones de Arias Cañete es, como ha dicho Elena Valenciano, que hay que dejar a las mujeres fuera del debate? La respuesta depende del sentido que se le dé a la afirmación de Arias Cañete. Si se entiende que se refería en general a cualquier mujer, tiene sentido que su contrincante se plantee si hay que dejar a las mujeres fuera del debate. Pero si las palabras de Arias Cañete solo iban dirigidas a Elena Valenciano –que es lo que parece- entonces la candidata del PSOE habría actuado con falta de rigor y habría deformado la realidad al hacerse pasar ella misma por todas las mujeres. Porque por los únicos datos que podemos valorar, como son sus respectivos “curriculum vitae”, parece que no es exagerado afirmar que el señor Arias Cañete ha acreditado más preparación y capacidad que la señora Valenciano.

Pero, no sería sincero conmigo mismo y tampoco con ustedes, si no añadiera a todo lo que antecede que las palabras del señor Arias Cañete suenan a disculpas de mal perdedor. El candidato del PP estuvo poca afortunado al buscar excusas en la condición femenina de su contrincante para justificar su deficiente actuación en el debate. Y la señora Valenciano se equivocó, en mi opinión, en achacar las palabras de su adversario al machismo, cuando le hubiera bastado hacer ostentación de que había ganado el debate.

 

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