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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El mal perder del Gobierno ante la sentencia del TC

José Manuel Otero Lastres el

El derecho o, si se prefiere, el mundo de la justicia es poco propicio para los dogmas; esto es, proposiciones tenidas por ciertas y como principios innegables. Por el contrario, es un mundo en el que hay pocos asuntos totalmente blancos o totalmente negros, en el que predominan los grises y los claroscuros.

Con esto se quiere decir que los que ejercemos la abogacía hablamos en cualquier asunto de la existencia de un riesgo procesal: nunca estamos seguros por mucho que nos favorezcan los hechos probados que el juzgador nos dará la razón. Manejamos probabilidades y es muy raro que un abogado con experiencia se atreva a afirmar que sus posibilidades de éxito son del cien por cien.

 

Viene esto a cuento porque me sorprende la reacción del gobierno ante la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que decidió que la vía para decretar el confinamiento por la pandemia del coronavirus no era el estado de alarma que eligió el ejecutivo sino el estado de excepción porque habían sido intensamente afectados derecho fundamentales como el derecho de libre circulación. Y es que primero la ministra de justicia y después la de defensa, ambas de la carrera judicial, han reaccionado, a mi juicio, con soberbia como si el sentido de la sentencia del TC hubiera tenido que ser de todo punto favorable a la tesis del Gobierno.

La ministra de justicia declaró que el
Gobierno “acata el fallo pero que no lo comparte, porque considera que se actuó en todo momento conforme a derecho”. No lo dudo pero el máximo intérprete de la Constitución que es el TC no lo entendió así. Por su parte, Margarita Robles fensa, Margarita Robles, lamentó que la sentencia entrase en «elucubraciones doctrinales». Dando a entender que el TC más que aplicar la Ley se dedicó a efectuar divagaciones como las que hacen los autores.

Es una pena que el Ejecutivo en lugar de reconocer que eligió la vía equivocada del estado de alarma, en lugar que la que procedía, según el TC y muchos juristas entre los que me encuentro, que era el estado de excepción, se dedique a salir a la palestra con una sobredosis de soberbia para atacar el recto proceder de máximo intérprete de la Constitución.

Y es que, como dijo el Libertador José Martí, a propósito de la SOBERBIA: “es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

Por eso, solo se entiende que por un ataque agudo de soberbia se pueda decir, como hizo la Ministra Robles, que sentía que el Tribunal Constitucional no hubiera tenido sentido de Estado y saber cuál es la realidad. ¡Cuantas tropelías se han hecho bajo el paraguas de la razón de Estado”.

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