José Manuel Otero Lastres el 16 oct, 2019 Como habrán advertido de inmediato, la palabra “catalanonazis”, que no existe en el Diccionario de la RAE, es una composición derivada de la unión de dos palabras existentes: catalanes y nazis. Pero para no incurrir en ninguna imprecisión que suponga una injusticia, me adelanto a señalar que utilizo la palabra “nazi” en el sentido de movimiento político nacionalista de tipo fascista que propugna una dictadura con concentración de todo el poder en un líder carismático, con una doctrina política con componentes racistas y que propugna el uso de la fuerza para imponer su credo sectario; y que empleo la otra parte de la expresión, la palabra “catalanes”, para incluir solamente a los que propugnan la independencia de Cataluña por vía violenta. Sentado lo anterior, el “catalanonazi” es un sujeto gregario y carente de la más mínima capacidad de crítica, lo que lo convierte en víctima fácil de ideas extremas y generalmente falseadas en las que cree a pie juntillas y, cuando no lo hace, las asume absolutamente porque tienen que ver con su modo de vida. Estos sujetos actúan movidos por la emoción en lugar de por la razón y suelen tener un comportamiento intransigente del que hacen gala con orgullo por las indicadas connotaciones racistas que fundan en un sentido de indisimulada superioridad. Otra característica de estos violentos es que, como si vieran una simple brizna de paja en el ojo ajeno pero no la inmensa viga que tienen en el propio, insultan a los que discuten su doctrinario aplicándoles el calificativo de “fascistas” y cometiendo con ello un doble error. De un lado, porque tachan de fascistas a quienes no lo son, llaman así a personas que simplemente tienen un modo de pensar verdaderamente democrático y, por tanto, que no coincide en absoluto con la doctrina “catalanonazi”. Y, de otro lado, porque, llamándoles a otros lo que son ellos, creen que pueden distraer la atención de los demás y conseguir que los tomen por lo que no son: son ellos los “fascistas” porque actúan como tales y piensan que llamando así a otros evitaran que los califiquen con este adjetivo. Viene todo esto a cuento porque los “catalanonazis”, que se autoproclaman nada más y nada menos que “demócratas” cubrieron, no hace mucho y como si Cataluña fuera solo de ellos, la tienda de la madre de Albert Rivera y algunas sedes de Ciudadanos, con pintadas de la esvástica “nazi”, el insulto de “porcs feixistes”, la conminación de “fora” y otras lindezas por el estilo. Pero sobre todo viene al caso porque esos “catalanonazis”, desde que se ha conocido la sentencia 459/2019, dirigidos por sus líderes, que están en el exilio, en la cárcel y al frente de la Generalidad (un organismo del Estado español), vienen sembrando de fuego y caos las calles de Barcelona y otras ciudades de Cataluña. ¡Todo un ejemplo del independentismo pacífico que pregonan! Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 16 oct, 2019