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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La identificación fotográfica en los perfiles de Facebook

José Manuel Otero Lastres el

Como pienso que uno debe acompasar su vida al ritmo de los tiempos, formo parte de la red social Facebook, en la que encuentro dos singularidades que la hacen más adecuada a mi circunstancia vital que las otras dos notoriamente conocidas: Twitter e Instagram. A saber: a diferencia de Twitter no limita el número de caracteres tipográficos para expresarse y, por contraste con Instagram, es más una red de expresión de pensamientos escritos que de retazos fotográficos de la vida.

Aunque comprendo que habrá opiniones de todo tipo, reitero que me parece que Facebook es un medio que correctamente utilizado aporta mucho más de lo que resta. Personalmente, me sirve para ampliar la difusión de los artículos de mi blog en ABC.es, titulado Puentes de Palabras, y gracias a esta red social tengo numerosos “amigos-Facebook”, que, además de enviarme mensajes que escrutan ingeniosamente la realidad, suben a su perfil fogonazos de su vida que intercambio con algunos de la mía, sobre todo los que tienen que ver con el Real Madrid.

De estos “amigos-Facebook”, los hay recientes que he hecho a través de la propia red, y otros cuya cercanía virtual he recuperado tras muchos años de conocimiento, lo cual significa que Facebook me ha permitido intensificar nuestros intercambios de vida diaria con la rapidez y frecuencia que permite esta red social.

Además de lo que antecede, se pude decir de Facebook que es un lugar virtual en el que nos retratamos mucho más de lo que creemos. En el perfil que nos ofrece la red, podemos reseñar datos biográficos y respecto de este punto, los “rednautas” de Facebook ofrecen algunos de sus rasgos esenciales, pero silencian una buena parte de ellos. También se suelen alojar en el perfil algunas fotos significativas con familiares, allegados o simplemente conocidos, con motivo de acontecimientos vividos en común, así como de paisajes, mascotas, etc.

De todo, lo que más me llama la atención es lo relativo a la foto que uno puede subir como foto de perfil. Aquí las decisiones que adoptan los “amigos de Facebook” son sumamente variadas. Cuando se sube una foto, lo más habitual –y lógico, por otra parte- es elegir una en el que se esté especialmente favorecido. Y como existe la posibilidad de ir cambiándola, aunque vayamos cumpliendo años, dejamos la que está mejor, salvo que una reciente la mejore. Los hay que suben fotos de paisajes naturales, o de su tierna infancia, o de algún nieto, que son fotos que el titular del perfil le dicen algo que, sin embargo, apenas trasciende para los que no son sus verdaderos amigos.

Y, hay otros, finalmente, que no suben ninguna foto de perfil, que la silueta están por ello en blanco, con lo cual los demás cuando acceden a su perfil desconocen cómo es físicamente el “amigo-Facebook” o, al menos, cómo es actualmente. Es indiscutible que en este punto existe la máxima libertad, pero no sería sincero si no dijese que personalmente prefiero ver el rostro, aunque sea de hace tiempo, de la persona con la que me estoy comunicando.

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