José Manuel Otero Lastres el 25 dic, 2015 Como todos ustedes saben, el podio es una tarima a la que se suben por orden de méritos los deportistas que mejor han quedado en una determinada competición. Generalmente, solo hay tres puestos, el del ganador que ocupa el lugar preeminente, y, ya en el mismo plano los otros dos: a su derecha el segundo clasificado y a la izquierda el tercero. Cuando se compite por equipos, la colocación es igual, lo único que cambia es que, en lugar de uno solo, se suben todos los integrantes del equipo al lugar que le corresponde. Lo que no ha ocurrido nunca es que alguien que ni siquiera ha quedado tercero intente encaramarse a la cima del podio. Esto que se ve tan claro en las competiciones deportivas, no parece estarlo tanto en política. En las recientes elecciones generales, el representante del PSOE en las listas por la provincia de Madrid, alcanzó la cuarta posición. Le ganaron en buena lid el representante del PP, que logró el primer puesto y no solo en la Capital sino en toda España, el representante de Podemos que fue segundo, y el de Ciudadanos que alcanzó el tercero. Pues bien, el señor Sánchez, que solo ha podido ser cuarto en la circunscripción por la que compitió, tiene la sorprendente pretensión de subir a lo más alto del podio y coronarse, nada más y nada menos, como ganador, ciñéndose el laurel de presidente del Gobierno de España. El principal argumento con el que el señor Sánchez está intentado subirse al podio y desalojar al legítimo ganador que es Mariano Rajoy consiste en que España votó por un cambio y que los españoles le encomendaron a él pilotarlo. Se puede admitir que el resultado de las pasadas elecciones generales reveló un deseo de cambio por parte de la ciudadanía. Para mí lo más significativo del nuevo panorama político es que a los dos partidos mayoritarios se han sumado otros dos de ámbito nacional y no autonómico. Con lo cual, se podrá llegar a formar gobierno sin tener que seguir cediendo necesariamente prebendas a lo insaciables partidos nacionalistas. Es también verdad que las formaciones de centro-derecha, PP y CIUDADANOS no tienen mayoría suficiente para formar por sí solas gobierno. Pero tan cierto como eso lo es que tampoco la tienen el PSOE y PODEMOS. Si nos situamos en la perspectiva aritmética y dividimos los escaños en dos partes, de un lado aquellos dos partidos y del otro todos los demás, no se puede negar que suman más las otras formaciones juntas que el PP y CIUDADANOS. Pero llegados a este punto la clave no es tanto numérica (números de escaños) como de conformar un programa común que pueda aunar formaciones tan heterogéneas como los social-demócratas, los marxistas radicales, los independentistas de derechas, los independentistas de izquierda, los filo-etarras, etc. Pues bien, lo que no se encuentra por ninguna parte es indicio racional alguno que permita afirmar que esa amalgama de votantes tan heterogéneos hayan expresado, ni tan siquiera implícita o indirectamente, que el que debe liderar ese supuesto cambio (¡hacia donde!) es el señor Pedro Sánchez. Por eso, querer subirse al podio habiendo quedado cuarto en su carrera personal en la lucha por los votos de Madrid, lejos de parecerme la legítima aspiración del ganador, da la impresión de que es un desesperado intento de alterar las reglas del juego. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 25 dic, 2015