Los ecos de la crisis polÃtica que ha provocado Artur Mas en Cataluña y a la que Mariano Rajoy ha respondido hoy con contundencia, presentando un recurso contra la declaración separatista que ha sido suspendida por el Tribunal Constitucional, llegan a Londres con la incertidumbre de saber sà el presidente del Gobierno llegará hasta el final. En la capital británica, los españoles que se mueven en el mundo financiero se preguntan si Rajoy será lo suficientemente firme cómo para mantener el pulso. Si asà fuera, aquà le auguran una amplia mayorÃa en las próximas elecciones generales.
Este es el comentario que me hacÃa uno de estos hombres de la City londinense en una mesa del club privado George’s, en Mayfer, donde se fraguó en septiembre de 2009 la ruptura entre David Cameron y James Murdoch, entonces presidente de News International. Fue aquà donde Cameron fue informado de que Rupert Murdoch habÃa decidido cambiar la lealtad de su familia de nuevo a los tories.
Con Mas no ha habido ningún cambio de lealtades, entre otras cosas porque Artur Mas siempre se ha comportado como un desleal en ese viaje hacia ninguna parte en el que ha sumido a Cataluña en el caos económico. Hay que recordar que si Cataluña no está en la ruina es porque el Gobierno, toda España, ha salido a inyectarle dinero para pagar sus deudas.
Rajoy ha decidido terminar ya con esta aventura separatista. Y no debe de temblarle el pulso. La decisión de reunirse con todos los lÃderes polÃticos (Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias) es una buena estrategia, ya que la decisión de hacerle frente a Mas no es de un partido, sino de todo un Estado y de los polÃticos que lo representan, que se tienen que involucrar hasta el final.
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