Algunos dirigentes del PP andaluz todavía no han asumido el paso del tiempo e interiorizado que si no terminan de hacer la catarsis interna que marca el paso del tiempo están condenados a autodestruirse, día sí y día no.
El proceso de sucesión del actual presidente, Juan Ignacio Zoido, es el mejor ejemplo de esta situación, en la que se pone de manifiesto que a estos dirigentes les importa más seguir apareciendo como los mandamases del partido, aunque ya no lo sean, que prepararlo para un futuro que solo pasa por el asalto definitivo al Gobierno andaluz.
Es inexplicable que los mismos que han presionado a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, para que agilice el proceso de sucesión, sean los mismos que cuando éste se pone en marcha y se ponen sobre la mesa los nombres de los posibles sucesores, se rebelen contra esta decisión porque quieren dirigir este proceso por encima de la dirección nacional.
Rajoy habló muy claro en el anterior Comité Ejecutivo Nacional del PP cuando, dirigiéndose a esos dirigentes que filtran informaciones contra María Dolores de Cospedal para torpedear el proceso, aludiendo a su mala relación con Javier Arenas, les avisó de que la sucesión no se dirime en los medio de comunicación, ni con cotilleos de pasillo cuestionando la autoridad de la dirección para elegir el candidato.
Parece que algunos están convirtiendo este proceso en una “vendetta” personal contra Cospedal. Pero se equivocan, la renovación total del PP andaluz es ya un hecho y llegará más pronto que tarde.
España
