Lo que sucedió ayer en Navarra es una vergüenza nacional, asà de claro. El presidente del Gobierno en funciones y máximo dirigente del PSOE, Pedro Sánchez, firmó su traición al constitucionalismo, al permitir que MarÃa Chivite fuera elegida presidenta de la Comunidad Foral con la abstención del Bildu ¡los herederos de ETA!
Este es Pedro Sánchez, sin filtros, el polÃtico dispuesto a todo para llegar al poder. La ambición de un hombre que es capaz de aceptar el apoyo de los filoetarras, porque sin la abstención de Bildu su candidata no serÃa hoy presidenta de Navarra, con tal de que la derecha constitucionalista no llegue al poder. El objetivo era frenar la coalición Navarra Suma, formada por el PP, Ciudadanos y UPN.
La situación es aberrante porque el PSOE queda a merced de quienes no condenan con contundencia los asesinatos de la banda terrorista. Y no lo digo yo, sino el portavoz de Bildu en el Parlamento Foral, que ya le dijo en el debate de investidura que “tenemos la llave para cerrar o abrir puertas”. Que es lo mismo que decir “aquà mando yo”.
O el lÃder de Bildu, Adolfo Aráiz, que advirtió de que “nuestros votos serán determinantes para cualquier polÃtica que pretenda implementar este Gobierno”.
Si Pedro Sánchez ha sido capaz de esto, que no hará por seguir en el Palacio de la Moncloa, subido en el Falcón y paseándose por el mundo.
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