Después de una semana de acoso a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, por parte de un sector de esta formación política, ya es hora de hablar claro sobre el trasfondo de esta ofensiva. No hay más motivo que el pánico que se ha instalado en algunos dirigentes populares a que Cospedal vuelva a ganar las elecciones autonómicas en Castilla-La Mancha y por ello no cesan en sus ataques para intentar debilitarla antes del 24 de mayo. El motivo de todas estas filtraciones interesadas tienen un objetivo: tomar posiciones de cara a la sucesión de Rajoy y apartar a Cospedal de esta carrera, antes de que se dé el pistoletazo de salida.
El escenario que temen los enemigos de Cospedal, agrupados en torno a Javier Arenas y Soraya Sáenz de Santamaría, según aseguran fuentes del PP, es el siguiente:
Si Cospedal gana las elecciones y el PP pierde parte del poder autonómico, se convertiría en la “baronesa” con más poder en el PP, junto con Feijóo. Los populares solo contemplan la victoria a día de hoy en las dos castillas y en La Rioja, el resto de comunidades está en el aire. Teniendo en cuenta que Juan Vicente Herrera en Castilla y León y Pedro Sanz en La Rioja afrontan su último mandato, María Dolores de Cospedal sería la dirigente que más credenciales puede presentar con vistas a un posible liderazgo en el partido.
En política, el poder está en el territorio que se conquista y en las elecciones que se ganan. Dos victorias de Cospedal le darían la legitimidad que otros no tienen.
El desconcierto en estos sectores del PP críticos con Cospedal les ha llevado, a través de personas cercanas y con contactos en medios de comunicación, a desencadenar una cacería sin precentes a poco más de un mes de las elecciones autonómicas, sin reparar en el daño que se hace a todo el partido.
Su objetivo, de momento, no se ha cumplido, ya que Mariano Rajoy ha asegurado que no hará cambios en el PP. Ahora hay que esperar a las elecciones autonómicas, en las que Cospedal se juega el todo o la nada.
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