La verdad es que nunca he entendido muy bien a cuento de qué los presidentes autonómicos se lanzan a pronunciar un discurso de fin de año, emulando el que tradicionalmente realiza Su Majestad el Rey, que sà me parece oportuno e interesante. No creo que tengan una audiencia que dispare los shares televisivos y creo que más bien lo hacen pensando en los medios de comunicación que, para que negarlo, nos resuelven un dÃa en el que la sequÃa informativa invade las redacciones de periódicos, radios y televisiones.
Este año me han llamado especialmente la atención algunos de ellos, como los de los presidentes del Partido Popular de Madrid, Extremadura, Valencia y Baleares que los han utilizado para arrearle al Gobierno de Mariano Rajoy, en un gesto que no irá a ninguna parte, porque al final todos tienen que envainarse sus crÃticas. ¿O es que nadie se acuerda del caletón que provocó el déficit a la carta y al final todos terminaron tragando?
Uno de los discursos más polémicos ha sido el del extremeño José Antonio Monago, al posicionarse en contra de la recientemente aprobada Ley del Aborto. Un tema especialmente sensible para el electorado del Partido Popular. Comprensible el gesto de Monago, que tiene que hacer guiños constantes a Izquierda Unida que lo sostiene en el Gobierno de la Comunidad.
El madrileño Ignacio González, a la gresca con Montoro, se ha puesto farruco y ha asegurado que “no consentiré más impuestos para los madrileños”. Nada comprensible esta actitud, ya que Rajoy ha confirmado que este año aprobará una reforma tributaria que entrará en vigor en 2015 y que se traducirá en una bajada de impuestos.
El valenciano Alberto Fabra se ha curado en salud y le ha advertido al Gobierno que “no consentiremos un trato discriminatorio con la nueva financiación”. Es su eterno lamento, que el déficit de esta Comunidad es consecuencia de un sistema que le perjudica al recibir menos dinero que las demás.
Finalmente, el balear José Ramón Bauza también le ha sacado la tarjeta roja a Rajoy con la financiación y ha reclamado un “trato más justo del Gobierno de Madrid”.
Una regañina en toda regla de los barones del PP, que ha amargado a Rajoy el comienzo de un año, que se espera que sea el de la recuperación.
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