Los sindicatos, mejor dicho, el sindicato por encargo, ya que sólo ha sido Comisiones Obreras, aunque yo estoy convencida que empujado por UGT, que no quiere dar la cara, han anunciado hoy que convocarán una huelga general contra la reforma laboral que Zapatero quiere aprobar por "decreto" en el Congreso. Pero no han dicho cuando, vamos, que se lo pensarán y lo dirán mañana. Pero lo que sí han dejado entrever es que será en septiembre u octubre, han enseñado un poco la patita, pero no la han dejado ver entera.
Este anuncio a medias tintas es muy significativo o, mejor dicho, deja al descubierto las vergüenzas de unos sindicatos que siguen mercadeando con el Gobierno socialista, al que le han contenido a las masas para no convocar una huelga general cuando el paro empujaba a más de cuatro millones de españoles a la cola del paro. Pero mientras los trabajadores sellaban su cartilla del paro, ellos, UGT y CC.OO., engordaban su cuenta con las subvenciones del Gobierno, que cada día lo hacían un poco más ricos aún. Pero ricos, ricos, no esos que ganan 80.000 o 60.000 euros, como dicen los Gobiernos socialistas de Andalucía y Extremadura.
Esta huelga general no es tal, es una "huelguita de pitiminí", un requiebro cursi y deprimente de unos sindicatos que han perdido toda su credibilidad. De aquí a septiembre u octubre, sabe Dios que pasará, y el Gobierno, quizás, haya engordado de nuevo las cuentas de los sindicatos para persuadirles de que no vayan a la barricada
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