La intervención ayer por la noche del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fue una falta de respeto a los 24.926 contagiados por coronavirus y los 1.326 fallecidos. La utilización que hizo de los medios públicos para lanzarnos una chapa de moralina, coartadas y justificaciones para intentar hacernos creer que el Gobierno no ha llegado tarde y ni una palabra de perdón por el desastre de no haber visto este drama; ha alarmado a una parte de la población, que ya se atreve a calificar de temeraria su actuación.
Cuarenta o cuarenta y cinco minutos de infumable discurso hablando de la reducción del precio del queroseno, del aumento de la velocidad de internet cuando España está en estado de pánico, en la UVI, con escasez de mascarillas, respiradores y test para comprobar el grado de contagio, es inaudito.
Sus únicas palabras deberÃan haber sido para anunciar cuándo llegará el material, cuándo se pondrá a disposición de las Comunidades autónomas y hasta cuándo tiene previsto el Gobierno mantener el estado de alarma. Todo lo demás sobra. Que no vuelva a repetir más lo del escudo social, lo de que nadie se va a quedar atrás y las frases hechas para seguir con su propaganda ideológica, que en gran parte es la culpable de haber llegado hasta aquÃ.
Tampoco, por favor, que no vuelva a repetir lo de la unidad polÃtica, mientras su socio de Gobierno, Pablo Iglesias y Podemos alientan caceroladas contra la MonarquÃa y el presidente no es capaz de pararle los pies a Quim Torra ¡Meno mal que todavÃa nos queda alguien sensato, Margarita Robles!
Para decir esto, por favor que no vuelva a comparecer, y que nos deje con la rueda de prensa de la mañana, de los técnicos de esta crisis, que ya nos aportan los datos oportunos.
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