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Blogs Pido la palabra por Paloma Cervilla

El “día del pinganillo”

Paloma Cervilla el

Reconozco que me hubiera encantado que los españoles hubieran asistido el pasado martes al primer Pleno del Senado, en el que fue necesario utilizar un “pinganillo” para entenderse. Como es lógico, no pudo ser, pero he de confesar que, al margen de las bromas lógicas de este espectáculo esperpéntico, tuve una sensación de pena, por tener que ver hasta donde ha caído la política en este país.

 

 

No sé como los socialistas, que dieron su voto para que se autorizara el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara Alta, han caído en este tremendo error de imagen, de insensatez y de desprestigio de la política. La verdad es que no todos. Sé que la disciplina de partido les ha obligado a este ridículo. Y, si no, porque muchos de ellos no estaban en sus escaños, algunos de los que estaban se negaban a poner sesu pinganillo y otros maldecían en los pasillos esta errática decisión.

 

Las escenas que se vivieron son un ejemplo de lo que allí sucedió:

 

Los populares bramaban diciendo que esta es “una institución del Estado y aquí se habla castellano” y se negaban a pasar el bochorno de ponerse el pinganillo. Los periodistas también fuimos víctimas de este esperpento y acudimos en masa a la Cámara para inmortalizar la sesión, cuando los días en que se debaten los problemas importantes de España, no somos más de cuatro o cinco los que estamos allí.

 

Los traductores se atrincheraron en unas salas escondidos de los periodistas y de las Cámaras para que nadie los inmortalizara.

 

Fue algo así como un gran espectáculo de humor, si no fuera porque detrás de los muros del edificio de la Plaza de las Marinas, sede del Senado, hay más de cuatro millones de parados, miles de familias que no tienen ingresos, cientos de personas con la espada de Damocles del despido sobre la cabeza, y un país que lucha a brazo partido por no sucumbir a una de las mayores crisis de la historia reciente de España. Y mientras eso sucede, el Estado se gasta 350.000 euros en pagar a traductores para que yo, o usted, podamos entender el catalán, el vasco, el gallego o el valenciano, en una sala del Senado, cuando en los pasillos todos hablamos el mismo idioma, y nos entendemos estupendamente…. GRATIS.

 

Osinvito a seguirme en Twitter: http://twitter.com/palomacervilla 

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Paloma Cervilla el

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