Antes de analizar lo evidente vayan por delante dos consideraciones: una, yo no voy a justificar ninguna concentración que se salte las normas de seguridad sanitaria que marca el Gobierno, y dos, todos los gobiernos han cometido errores en la gestión de la crisis del coronavirus, pero unos tenían más responsabilidad que otros.
Dicho lo cual vamos a comentar lo evidente, lo que nadie discute, aunque algunos hagan el teatro de decir que no es verdad. A la izquierda de este país le molesta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, porque a día de hoy ya es la política más votada de la región, desbancando al PSOE como primer partido político. Y si sigue su progresión ascendente, en poco tiempo estaría en condiciones de sacar una mayoría absoluta para gobernar en solitario.
Y esto, el PSOE y Podemos no lo pueden consentir. Porque el triunfo de Ayuso es el triunfo de Pablo Casado, que apostó por ella cuando nadie lo hacía, es el triunfo de otra forma de hacer política, la del Partido Popular, y es la punta de lanza del despegue definitivo de los populares, después de esta travesía del desierto al que le condenó la corrupción de su partido.
Por todas estas razones, Díaz Ayuso es el objetivo a batir y a esta misión va a desplegar la izquierda toda su artillería. Empezaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias desde la tribuna del Congreso de los Diputados. No hay intervención de estos dos responsables de la mayor devastación que ha sufrido este país desde la Guerra Civil, en la que no deslicen la palabra Madrid para dejar caer que en esta comunidad ha habido más fallecidos por la mala gestión. Claro, es evidente, pero no por la mala gestión de Ayuso, sino que algo tendrá que ver que aquí se hayan celebrado las manifestaciones del 8M, el mitin de Vox y los eventos deportivos, por cierto, autorizadas por este Gobierno socialcomunista.
Después llegó la escudera Adriana Lastra, sobran las palabras, y ya lo último han sido las miserables declaraciones del diputado socialista madrileño, Rafael Simancas: “España tiene tantos muertos por Covid porque en España está Madrid”. Semejante despropósito solo puede pronunciarlo alguien que todavía respira por la herida del “tamayazo” y que nunca pudo gobernar Madrid. Vivir con odio y rencor, es de una tristeza infinita.
Y ahora llega el asunto de su habitación de hotel, que se la paga Díaz Ayuso, porque tiene todo el derecho a vivir dónde quiere y cómo quiere, siempre que sea legal Los españoles, por si se olvida, estamos pagando el piso de más de 200 metros donde vive Carmen Calvo en la Plaza de España de Madrid.
Por si fuera poco, ahora se vincula el apartahotel de Díaz Ayuso con un supuesto trato de favor al empresario Enrique Sarasola. Por los datos que tengo, y estoy dispuesta a rectificar si no es así, nada tiene que ver.
El empresario cedió gratis dos hoteles a la Comunidad de Madrid para alojar a personas de la tercera edad, la Consejería de Asuntos Sociales adjudicó los servicios de uno de ellos a la Coordinadora del Tercer Sector, realizando una provisión de fondos de hasta 240.000 euros que se iban pagando cada vez que se iban presentando facturas, la primera de 80.000 euros librada en el Consejo de Gobierno del pasado día 6. El contrato se publicó con errores en el portal de la transparencia. Quien lo redactó se pensó que se había adjudicado la prestación del servicio a Sarasola y no a la coordinadora, y por una cantidad que no era la real. La consejería ha admitido el error y Sarasola ha afirmado que no firmó este contrato.
Pues aún así, ayer, el vicepresidente Pablo Iglesias, en sede parlamentaria, insinuó que podía haber corrupción y trato de favor de Sarasola a Díaz Ayuso. Con mucho acierto, el empresario no descarta querellarse contra Pablo Iglesias por mentir.
Seguir a Paloma Cervilla en Twitter.
España
