Si hay un referente en el PP de moderación, sensatez y prestigio en la polÃtica española esa se llama Ana Pastor.Y precisamente por esas cualidades, esta llamada a tener un importante papel en el difÃcil futuro del PP, que comienza ahora una travesÃa del desierto, en la que le van a hacer falta dirigentes como la expresidenta del Congreso.
Por estas razones, me parecerÃa un acierto que Pablo Casado la convirtiera en la imagen de su grupo parlamentario en el Congreso y la nombrara portavoz. Su acreditada fama de polÃtica solvente ayudarÃa a dar algo más de peso a un grupo parlamentario de 66 diputados, en los que falta algo de experiencia para afrontar una durÃsima legislatura.
Los populares deben de alejarse de esa imagen de crispación y de cierta agresividad verbal que está caracterizando a otras formaciones a su derecha, con la que ha querido competir, fracasando en la estrategia. El perfil de Ana Pastor como polÃtica dialogante, respetada por la mayorÃa de los grupos durante la anterior legislatura, puede elevar el nivel del enfrentamiento polÃtico y ayudar al PP a moderar y centrar su mensaje.
Si esta fuera la opción elegida por Pablo Casado, deberÃa hacerla efectiva antes de las elecciones municipales y europeas, con ello darÃa un mensaje de tranquilidad y de haber entendido lo que le han dicho sus electores el pasado 28 de abril, que desde los extremos no se llega a La Moncloa.
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