Las elecciones han dejado un panorama polÃtico mucho más endiablado que antes de esta convocatoria disparatada promovida por el Rey Sol Pedro Sánchez, que en su imaginación pensaba que iba a arrasar, porque yo lo valgo.
Todo sigue igual, en lo que se refiere a alianzas para desbloquear la investidura de Sánchez, solo podrá hacerlo con el apoyo de independentistas y la extrema izquierda, ademas de la comparsa del PNV y algunos restos más.
Pero todo ha cambiado en el centro derecha, tras el derrumbe sin paliativos de Ciudadanos. Lo esperado tras los bandazos de un Albert Rivera, obsesionado por convertirse en otro Rey Sol del centro derecha español, un sitio que nunca tuvo, ya que nunca fue consciente de que tenÃa unos votos prestados, la mayorÃa del Partido Popular, que al menor coqueteo con Sánchez iban a salir corriendo, como asà ha sido.
El Partido Popular ha recuperado posiciones, siendo el máximo beneficiado de la caÃda de Ciudadanos, al recoger los votos prestados. Pero debe aprender de los errores cometidos por Rivera. Si Pablo Casado hace el mÃnimo gesto de facilitar la investidura de Pedro Sánchez, a la media hora, una parte importante de sus votantes habrán desaparecido y pasarán a engrosar las filas de Vox.
Hay mucho voto al PP todavÃa cogido con alfileres, gente que el dÃa antes y la misma mañana de la votación dudaban si Casado o Abascal. Esa gente no quiere coqueteos con el PSOE y tienen a su derecha una opción que ya no es residual, ni testimonial, que empieza a ser útil y que escala posiciones como la espuma, superando al PP en algunas comunidades y en muchas ciudades.
Quizás las razones de Estado, que España empiece a funcionar, es un argumento comprensible para que Pablo Casado pueda justificarse, pero me temo que no será entendido por una parte del centro derecha, que todavÃa está desencantada con el pasado del Partido Popular.
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