Ahora resulta que en este paÃs, en el tema del aborto, hay que decir que sà a todo lo que digan los proabortistas que, en su infinita libertad, tolerancia y respeto a los demás, cada vez que escuchan algo contrario a lo que piensan, se lanzan a la yugular a descalificarte, insultarte y denigrarte porque solo su verdad es dogma de fe.
Pues va a ser que no. Yo, que estoy en contra del aborto y pienso que es matar, sà matar, una vida que empieza, respeté, dentro de la serena discrepancia, que el Gobierno socialista de José Luis RodrÃguez Zapatero aprobara una Ley del Aborto que me pareció una barbaridad. Pero hizo bien porque tenÃa la mayorÃa de los votos y asà lo querÃan los ciudadanos que le apoyaron. Esa es la democracia.
Ahora, la mayorÃa absoluta la tienen otros, el Partido Popular, y en cumplimiento de su programa de gobierno y de lo que quieren sus votantes, va a cambiar la ley. Y eso, guste, o no, hay que respetarlo.
Esta semana, una diputada del Partido Popular, Beatriz Escudero, se manifestó en contra del aborto desde la tribuna del Congreso de los Diputados. En base a unos datos, dijo que las mujeres con menos recursos abortan más, y la han lapidado en las redes sociales hasta lÃmites inaceptables. Ha tenido que presentar una denuncia por amenazas contra ella y contra su hija, pero se ha negado, y yo la he animado a ello, a retirarse de una red social en la que los salvajes de la palabra vomitan su intolerancia contra quienes no le siguen el juego. No se les puede dejar el campo libre, hay que resistir y hacerles frente con la palabra, sin ira, pero con firmeza.
Pero las cosas pueden cambiar, en el Congreso de los Diputados ya se trabaja en la posible adopción de medidas para intentar frenar el insulto de estos salvajes, escondidos en el anonimato de internet.
España