“Una jugada maestra”. Este es el comentario más extendido en el Partido Popular sobre cómo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha desactivado la rebelión del expresidente del Gobierno, José María Aznar, y ha dejado en nada el órdago que éste le había lanzado criticando duramente su gestión y dejando en el aire su posible vuelta a la política.
Lo que parecía que iba a ser la subida a los altares de Aznar en una conferencia en el Club Siglo XXI que había generado una gran expectación, se quedó en nada. Mucho se había escrito sobre la posible soledad de Aznar, el abandono del Gobierno y el impacto que iba a tener esta conferencia por su calado político.
Pues nada de nada. Rajoy pactó con el Partido Popular la estrategia sobre la representación que iban a tener para que nadie pudiera decir que a Aznar le dan la espalda. Mientras los medios de comunicación especulaban, Gobierno y partido ya había decidido que irían dos ministros y Carlos Floriano, el vicesecretario de Organización del PP. Ni Rajoy, ni Cospedal iban a ir, en ningún caso.
Una vez decidida la representación no se desvelaron los nombres hasta horas antes de la conferencia. Otro golpe de efecto porque quien apareció fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, una sorpresa mayúscula, y el ministro de Industria, José Manuel Soria.
Rajoy dejaba sin argumentos a los que creían que le daba la espalda a Aznar, proyectaba la sensación de normalidad y ponía fin a la herida abierta por Aznar. El expresidente, nunca se sabrá si porque estaba la vicepresidenta o no, bajó el tono de sus críticas, y el acto, que se preveía histórico, quedó en nada.
La segunda fase de esta “jugada maestra” será en la primera semana de julio en FAES. Cospedal inaugurará el curso de verano junto a Aznar, y habrá que estar muy atentos a su discurso, y Rajoy lo clausurará. El camino para estos encuentros ya lo allanaron antes sus protagonistas.
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