Ayer llovió y en la pista de tierra quedan algunos charcos. Es un camino de ripio largo y estrecho, al fondo los Montes de Toledo. El aire huele a lavanda y tomillo, estamos en una espectacular llanura moteada de encinas, alcornoques y quejigos. Frente a las hojas perennes de los árboles, esta raña de pastos ya secos es lo único que nos recuerda que ya estamos en otoño. No falta mucho para que anochezca, una cierva con sus crías acaba de cruzar la carretera y huyen asustadas.
Nuestro 4X4 se detiene, para el motor y nosotros, nerviosos, bajamos procurando no hacer mucho ruido. Unos segundos de espera y a lo lejos oímos una especie de bramido ronco, quejumbroso. Es el grito gutural, largo y profundo de un ciervo macho en celo. Hay que echar mano de los prismáticos o del teleobjetivo de la cámara fotográfica para ver la impresionante escena.
El venado llama a las hembras y al mismo tiempo dice altanero a sus rivales que él es el más fuerte, el pretendiente ideal. Al parecer, a ellas les gusta más el que tiene la voz más grave y lo dejan acercarse para perpetuar la especie. Valoran también su cornamenta, cuanto más grande mejor, y su olor corporal, cuanto más intenso y cargado de feromonas mejor. Berrea, berrea.
Estamos en el Parque Nacional de Cabañeros, Ciudad Real, conocido con el ditirambo de El Serengueti Español, y esta es la única época de actividad sexual de los ciervos. Empieza a mediados de septiembre y se prolonga durante parte del otoño, dependiendo del clima, sobre todo de la pluviosidad. Hoy hemos tenido suerte porque aunque la berrea se puede oír incluso a 5 kilómetros de distancia, no es fácil ver a los ciervos en plena faena.
Este parque a 165 km. de Madrid, es uno de los pocos bosques mediterráneos que aún quedan en Europa y, además de a unos 3.000 ciervos, acoge a cabras montesas, águilas imperiales, buitres negros, jabalíes, avutardas, cigüeñas blancas y negras. Hay un plan para instalar madrigueras con gazapos para aumentar la población de conejos, que servirán de alimento para los linces ibéricos que se quieren introducir.
Cabañeros recibe su nombre de las antiguas cabañas o chozos de pastores con techo de paja de forma cónica. Algunos ellos, reconstruidos, todavía pueden verse.Más de 40.000 hectáreas, el 55% de ellas de titularidad pública, muy cerca de los municipios de Alcoba, Hontanar, Horcajo, Los Navalucillos, Navas de Estena y Retuerta del Bullaque. Aunque es uno de los parques naturales más grandes de España, es también uno de los menos visitados.
Alejada de los caminos principales, esta zona permaneció totalmente virgen durante siglos y solo empezó a conocerse en el resto del país en 1982, cuando estuvo a punto de convertirse en un campo de tiro del Ejército del Aire. Pero afortunadamente aquí nunca cayó una bomba. En 1988 fue declarado Parque Natural y en 1995 ascendido a Parque Nacional.
Para su visita, lo más aconsejable es contratar una expedición guiada en 4X4. La empresa Aventuras en Cabañeros ofrece un recorrido muy completo de unas 3 horas.
Con ser lo más llamativo, la brama de los ciervos no es la única atracción de Cabañeros. La Asociación de Desarrollo Cabañeros Montes Norte lanzó en 2016 el proyecto de Entreparques para poner en valor la zona. Y la marca de turismo responsable “A dos horas de” se encarga de divulgar los atractivos de la zona para impulsar un desarrollo rural sostenible como destino turístico de proximidad.
Una de las actividades propuestas es una caminata por el Sendero del Boquerón (boca o entrada) de Estena, un espacio protegido dentro del Parque Nacional.
Se trata de un recorrido a pie de 8 km. (ida y vuelta) de escasa dificultad. Se sale del pueblo de Navas de Estena, y por un camino llano se atraviesa el río Estena y se contempla un montañoso yacimiento geológico de hace 400 millones de años, cuando el suelo que pisamos era el fondo del mar y los trilobites dejaban sus huellas en la arena (hoy rocas), surcos llamados cruzianas o “cruces de montes”.
El matrimonio propietario de la Casa Rural Boquerón de Estena, Lola González y Julio Cabo, grandes amantes de la paleontología, estarán encantados de enseñar al visitante una exposición permanente de minerales y fósiles reales y reproducciones, que guardan en un pabellón junto a su vivienda.
Lo dicho, una interesante escapada a menos de dos horas de Madrid, tan interesante como desconocida.
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