Apenas si tenía 16 años. Entonces mi hermano me propuso, ya que andaba enredado con el magnetofón y las cintas todo el día pegado a la radio como un loco, ir a aprender a pinchar a un bar. Entonces lógicamente eso de ser disc jockey no era como lo del malogrado Avicii, era algo artesanal e inocente, con vinilos y terribles platos Lenco con una palanca para las rpm más dura que un Cantimpalos. Era el año 1981 y en las sesiones de tarde se ponían discos de pop español: Ruby y los Casinos, Modelos, Pistones, Secretos, Elegantes, Mamá, Nacha Pop, Bólidos, Trastos, Alaska, y también de rock & roll: Bulldog, Burning, Loquillo, Rebeldes. El público, muy joven, conocía las letras y cantaba todas las canciones. Era sencillo, natural, excitante, nada forzado, sin imposturas. Casi inocente. Un día paró en segunda fila un tráiler gigante. El portero del bar bajó a consultarme: “Álvaro, han bajado unos tipos de un enorme camión que ocupa toda la calle. Tienen tupé y unos zapatos muy raros. ¿Les dejo pasar?” Salí a ver. “¡Estás loco! ¡Son Gabinete Caligari!” Pasaban esas cosas.
Uno de los grupos que más pedían las adolescentes era un trío de pop melódico con excelsas armonías vocales que se hacían llamar Totem. Habían grabado un single, “Háblame”, como para derretirse si te pilla con quince años, y su segundo single les sirvió para participar en el festival de Benidorm. Quedaron segundos en el Festival Villa de Madrid y todo parecía augurarles un gran futuro. Pero el aluvión de bandas que emergieron en toda la península arrinconó su estilo, muy costa Oeste, algo que ya ocurriera en la década anterior con bandas como Tílburi o Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán. Además, sus letras eran “blancas”, en el sentido de que estaban al servicio de la música, sin más pretensiones. El caso es que Totem llegan a grabar su larga duración, 12 Escalones, entre el 81 y el 82, aunque el disco no se publica hasta 1983. Todo acontecía demasiado rápido entonces, y cuando empiezan a despegar parece que su momento ha pasado. Los hermanos Carlos y Javier Peñacoba, junto a Álvaro Aldaz, se encuentran con un sendero de caminos que se bifurcan. El sueño de seguir con la música o labrarse un futuro profesional estable. Viendo las expectativas, deciden aparcar el grupo. Parecía el fin para Totem, lo mismo que para un porcentaje altísimo de los grupos que nacieron en aquellos finales de los setenta.
Pero ay!, Javier Peñacoba, hombre amable y callado donde los haya, no podía dejar de componer canciones. Así fue como Totem volvieron, porque nunca se habían ido, viviendo en un permanente letargo creativo de décadas. En 2005 se edita Pensando en ti, con canciones grabadas entre 2001 y 2004 en su estudio casero en Valdemorillo, su refugio creativo que no ha hecho más que crecer desde entonces. Ahora en 2018 tienen una nueva entrega, Recuerdos, donde colabora Álvaro Urquijo en el tema que da título al minielepé de siete canciones. Pero tienen muchas más guardadas a buen recaudo. Y es que la creatividad de estos hermanos no ha parado en estos casi cuarenta años, a pesar de dedicarse a hacer carrera profesional al margen de la música.
Ahora vuelven Totem a subirse al escenario, con la intención de dar un concierto “a lo Springsteen” de unas dos horas de duración, en la nueva sala Rock-Ola, este sábado 12 de mayo. No es necesario que te pillara con 15 años su primer single para sentir una emoción especial al verlos actuar (doy fe de ello), pero si así fue, no te lo deberías perder.
https://www.totem.com.es/recuerdos
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