Siento la necesidad imperiosa de dedicar una de las canciones más hermosas que he escuchado nunca con voz y guitarra a todo aquel que hoy esté sufriendo. Es “Needle of Death” de Bert Jansch.
A muchos no les sonará el nombre del escocés Bert Jansch. Nos dejó hace dos inviernos. Era uno de esos diamantes en bruto salidos de las minas del folk británico en los años sesenta.
Por ahí circulan vídeos de él compartiendo escenario con sus discípulos Johnny Marr de los Smiths y Bernard Butler de Suede, los dos grandes chicos prodigio de la guitarra folk rock en las islas británicas.
No recuerdo cuándo, escuché a David Gilmour decir que “Needle and Death” le descubrió la maravillosa sensibilidad de Bert Jansch. Y que por su culpa se convirtió en guitarrista.
Aunque de los que han reivindicado a Bert Jansch, mi preferida con mucho es Hope Sandoval, la voz de terciopelo de Mazzy Star, en solitario. Parecen uña y carne tocando él y cantando ella “All This Remains”, canción que firman juntos en una preciosa historia de amor tardío en el LP de 2002 de Bert Jansch Edge of a Dream.
A veces nos olvidamos de la sensibilidad. Parece que todo ha de ser satisfacción inmediata, escapismo. Sobre todo porque el poder de réplica del escapismo es casi infinito, como si un flautista de Hamelin pudiera llevar a cien millones de jóvenes idiotizados a un fantástico cuento de hadas en el país de las maravillas.
Hay quien ríe con sonrisa idiota o idiotizada, encantado de haberse conocido. Y hay quien ríe de verdad. Esa es la sonrisa que me gustaría conseguir hoy al final de esta canción preciosa. Solo una sonrisa, solo una, por favor…
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