El proceso de gestación de Mi paraíso (Warner, 2019), las flamantes nuevas doce canciones de Los Secretos, llegó en un momento, digamos, crítico para la banda. Iban a sacar un doble, con versiones y temas nuevos, pero Álvaro no lo acababa de ver. Una mano del destino acudió en su ayuda e hizo que esos bocetos, guardados en un disco duro, se quedaran ahí, sin terminar. Comenzó a pensar en lo que en esencia son Los Secretos. Y en 2017 se quitó “la tontería” de encima, buscando justo lo que él esperaría encontrar en un disco de los Secretos. Y lo ha conseguido, un disco repleto de sabiduría, un ejemplo de cómo mirar hacia el interior y no traicionarse a uno mismo. El resultado es una celebración plena de guiños a sus diferentes etapas, desde los primeros Secretos, en canciones como “Me olvidé de tu nombre” o “Prisionero en tu memoria”, de su etapa country-rock en “Si me quieres esta vez”, el sonido característico de las guitarras de doce cuerdas en “Tan Lejos” o la ranchera de “Párpados pintados”. “Todo viene de una frustración –confiesa- por un supuesto disco en 2015 con las canciones preparadas, pero no me gustaban. Me negué a mí mismo. Y me dije: `Estas canciones, no las voy a sacar, pues si no me gustan, ¿para qué grabarlas?´. Hicimos un disco de versiones en su lugar, con la idea de un disco doble, con por un lado nuestras influencias y luego los nuevos temas. Pero no significaban nada y lo tiré a la basura. Fue algo premonitorio, el disco duro se me bloqueó, se me paró. Lo llevé a que me lo rescataran y mi ordenador no lo leía. Y ahí está, son de diez a catorce canciones inacabadas y no lo he vuelto a abrir ni utilizar esas canciones. Luego, en los últimos dos años, desde el 2017 se me quitó esa tontería de encima y me puse a pensar en qué me gustaría a mí encontrar en un disco de Los Secretos. Y ha salido este disco, que es como un pequeño paseo, como un museo muy humilde donde se ve nuestra historia, pues está la época pop donde las guitarras eran la marca de la casa, la manera de cantar, nuestro concepto vocal, las armonías, todo ello de la mejor manera que hemos podido, resumiéndolo en un disco con el mejor sonido posible y con las mejores canciones que hemos podido hacer. Yo estoy muy contento porque en este disco, eso se ha cumplido. Cuando hablé con el productor, Nigel Wolker, le dije: `Mira, quiero la frescura de los discos del principio, con la sobriedad y la experiencia que ya tenemos´. Sin pretender ser juveniles, que ya no lo somos, ni tampoco hacer un disco de alguien que sabe mucho de música y hace un blues con slide guitar muy complejo, sino un disco que nos representara al cien por cien. Porque nosotros vivimos la actualidad nuestra, en los conciertos, pero al mismo tiempo estamos constantemente reviviendo de aniversario a aniversario, las mismas canciones. Me he comprado una guitarra nueva porque mi vieja Hoffner la pobre no me la puedo llevar de gira, y es la original que utilizó Hoffner para hacer la Hoffner. Es un modelo de Gretsch bastante cara que es la que llevo en directo. Se cierra entonces el círculo, de manera que los pilares en los que habíamos levantado una identidad musical aquí se concentran. Luego están las canciones al piano de Jesús, más elaboradas con acordes, como “Flores de Septiembre”. Los Secretos, nos cuenta Álvaro, siguen colaborando con Chema Vargas, que les echa una mano con las letras: “Tiene mucha complicidad con Jesús, de manera que las han firmado a medias, “Escrito en el corazón”, “Flores de septiembre” y “Tan lejos de ti”, las firman Jesús Redondo y Chema Vargas”. Ramón Arroyo, por su parte, ha hecho junto a Isabel Peñalba, que es la hermana de su mujer, una ranchera que es “Párpados pintados” y “Entre mil caras”, un rock & roll a lo Bob Seger que cierra el disco. “Sí, estas dos son de Ramón”. La temática ha cambiado, al igual que cambian los tiempos. El single “Lejos” es una canción algo amarga, que muestra una nueva realidad en España, la de las personas separadas. “En petit comité te diré que esto viene a resultas de que en mi entorno de Los Secretos, y muchísimos amigos del alma, pues el noventa por ciento se han separado. Y en la clase de mi hija, de diecisiete años en el colegio, hay más padres separados que casados”. ¿Es como un virus?: “Mira, Jesús, Juanjo, Ramón, Santi le pasó lo mismo hace ocho años o más tal vez, todos han rehecho su vida con chicas estupendas, pero aquí el único que sigue con la mujer de toda la vida…” ¡Es Álvaro! (risas) Hay una canción que destaca sobre las demás, por la emoción que transmite y es “Prisionero en mi memoria”: “Esta canción –explica- es un pequeño homenaje a lo que estamos viviendo. En realidad, lo que somos, donde hemos llegado y lo que significamos, no lo digo yo, ni lo dices tú, sino que está en la memoria colectiva, está en una nube que no es para nada unos servidores binarios de ordenador, sino que está en el corazón y en el cerebro, el alma de las personas que nos han seguido. Nuestro secreto no es nada más que el público, la gente que escucha nuestra música y la hace propia. Todo esto vino por un documental sobre la relatividad especial de Einstein. A mí me gusta las cosas sobre ciencia, y ahí se explicaba que no existe ni el futuro ni el presente. Cuando piensas en presente ya han pasado cien mini-segundos y ya estás en el pasado. Mezclando esta empanada mental con el tema de la nostalgia y el recuerdo de las personas que nos han llevado hasta donde estamos, también habla de aquello que pudimos hacer mal, tanto unos acordes que habrías cambiado, o contractualmente, cuando eres consciente de que hubiéramos necesitado un asesoramiento. Es eso, cuando digo: `Tú eres mi historia y mi porvenir´. `Y estar contigo fue mi victoria´. Nuestra única victoria ha sido tener el público de nuestro lado. Porque la crítica no ha estado de nuestro lado. Ni el dinero ha estado de nuestro lado. Ni las discográficas han estado de nuestro lado. No hemos sido su primer objetivo, ni muchísimo menos la televisión. Ni fuimos un grupo encumbrado ni mucho menos en los medios. Más bien fuimos bastante denostados en su día. Porque no éramos modernos, o porque no cumplíamos con los parámetros estéticos. Por eso, es la gente que ha estado ahí a quien más debemos. Nosotros hemos hecho lo que más nos gusta, hemos tenido la suerte de ir a un estudio de grabación, de ir a otro, a otro, de esmerarnos porque sabíamos que había algo que enseñar, que llevar al directo. Si no, hubiéramos hecho aquel primer disco, y punto. No habríamos hecho más”. Tiene algo de heroico la carrera de Los Secretos. ¿Cuál es el momento más duro?: “El momento más duro para mí, que pensé: `mira, a la mierda todo´, es cuando muere mi hermano Enrique. Me dije, ` rematarme, estuve un año entero desde que muere sin escuchar música…” Y aquí, por cosas del cielo o del diablo, se gastaron las pilas de la grabadora. Aunque seguimos hablando. Continuará.
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