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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Se cumplen 33 años del Eterno Femenino de La Mode

Se cumplen 33 años del Eterno Femenino de La Mode
Álvaro Alonso el

Mario Pacheco, el productor y fotógrafo de la movida fallecido ahora hace cuatro años, dejó dicho: “Nunca he vuelto a ver un grupo como La Mode. La verdad es que no creo que el pop español haya vuelto a ser lo mismo desde aquellos días en que La Mode tuvo su breve e intenso reinado”.

Han pasado 33 años desde que Nuevos Medios, la disquera de Mario Pacheco publicara algunas copias del emocionante maxi de La Mode (el grupo tras Kaka De Lux y Paraíso de Fernando Márquez, “El Zurdo”, junto a Mario y Antonio) producido por Yayo Aparicio que incluía “Enfermera de noche” y “Amor en Taxi” fundida con “Aquella canción de Roxy”, cinematográfica escena que te adentra en la trasera del capó, mientras suena el transistor. Vamos, lo mismo que hará Almudena Grandes en su debut, Las edades de Lulú, a la altura del paseo del Prado para ser más exactos. “Así el mundo acabó por surgir, entre mi lengua y tu carmín”. “Hicimos un cuento de miel, sin un futuro en que creer (no future)”. “Aquella canción de Roxy fue decir tú que sí”. “El recuerdo empezó a vivir, un poco en ti y un poco en mí”. Esas letras de “El Zurdo” se quedan en la cabeza, y mira que no han pasado décadas.

En el interior del 12 pulgadas me encuentro con una funda para el disco mecanografiada (entonces no había ordenadores). Al final, tras las letras, aparece el siguiente texto (sin mayúsculas en el original), muy revelador: “gracias por su apoyo y confianza a jesus ordovás, diego a. manrique, carlos tena y juan de pablos / un saludo por sus expectativas desde el nordeste al onliyú, ramón de españa y carlos prats /y toda nuestra veneración y respeto a los sres. ferry, eno, manzanera y mc kay (¿… y qué pasa con Fripp? -nos grita Mario encolerizado)”.

¿Qué ha sido de Fernando Márquez Chinchilla, alias “El Zurdo”? Otros artífices de la movida ya no están, ya no “viven para contarla” que diría García Márquez. Por eso me ha impresionado la larga y fantástica entrevista concedida por el “Zurdo” recientemente al canal http://www.visionmedia.es/2015/01/fernando-marquez-el-zurdo/

Cuenta allí ante la cámara él mismo a ritmo trepidante sus inicios contraculturales, los primeros días en el Rastro, cómo conoce a Nacho y a Carlos, cómo decide con Alaska, entonces una niña con uniforme del colegio montar un grupo, cómo los discos que escuchaban en casa de Nacho en realidad eran sofisticados y barrocos, 10 cc, Roxy Music, King Crimson o Queen. Cómo aquello era inalcanzable para unos chicos que no sabían ni enchufar un ampli y que explica que tomaran como modelo al incipiente punk.

A continuación Fernando Márquez cuenta su paso por el diario y lo que pasó con Luis María Ansón. Estuvo trabajando para el periódico cuatro años en un suplemento dominical de humor y entretenimiento que se llamaba “Al loro”, desde su columna “Tribuna abierta”. Ansón no tardó en ofrecerle la dirección de lo referido a Música. Y Fernando, genio y figura, dijo que no. Aquí las razones suenan bastante peregrinas, como “el honor me lo impide”. Se refería Fernando a que le pedían hacer entrevistas a sus contemporáneos. Y por un exceso de celo, o por considerarse algo así como un artista puro, qué se yo, el caso es que dijo que no a lo que por aquel entonces, cuando la cultura se pagaba religiosamente, era una sensacional oferta.

Ahora, ya en la mitad de la segunda década del siglo XXI, un náufrago llamado Fernando Márquez cuenta con abrumadora sinceridad cómo su carácter le ha jugado más de una mala pasada, llevándole al límite de la supervivencia cuando no al borde de la miseria. La casa paterna es el refugio para un bohemio que prefiere ser pobre a intentar trabajar como un oficinista. “Me echarían del trabajo a los pocos días, soy demasiado rarito. Pero es lo que hay”. No cabe echarle en cara nada. ¿Acaso Gaudí no vivía prácticamente a la intemperie en un banco al pie de la Sagrada Familia?

Fernando conoce perfectamente el valor de su aportación a la cultura española. Permítaseme dudar de que se pueda decir lo mismo a la inversa, esto es, que la cultura española haya sabido dimensionar adecuadamente la aportación realizada por Fernando. No solo por la aparición de Kaka de Lux, un fenómeno que debe mucho a la imaginación de Jesús Ordovás, empeñado en generar un fenómeno “antes de que ocurriera” desde las columnas de Disco Express en un tiempo liderado por los grandes grupos de rock que competían por cosas como tener el amplificador más potente. Sin aquel grupo seminal, la implosión pop de los primeros ochenta seguramente habría sido muy distinta. Enseguida llegaría el “Para ti” de Paraíso y, sobre todo, El eterno femenino, aquel disco de La Mode que contaba con las iluminadas letras pop de Fernando y con Antonio Zancajo emulando a Robert Fripp desde las guitarras, mientras Mario Gil hacía las veces de Phil Manzanera en ese “Roxy Music de juguete” que fueron La Mode durante su corta y exitosa carrera.

Después de ochenta actuaciones por toda la península, lanzados hacia el estrellato, le brota al “Zurdo” una enfermedad congénita en los bronquios que le va a impedir subirse a un escenario por una larga temporada. Estamos en 1983 y los grupos necesitan del directo para darse a conocer y mantenerse en lo más alto. Fin de viaje. Publica con otro proyecto, Pop Decó, y luego como él mismo describe, “una larga travesía hacia el desierto” que llega hasta nuestros días.

Si no recuerdo mal, un servidor pudo verlos actuar presentando “El eterno femenino” en la sala Morasol. Un recuerdo de cristales empañados en una sala abarrotada, Mario como un parabrisas sobre el teclado y las canciones del Eterno Femenino, sintiendo las vibraciones como si estuviéramos viendo a la Velvet Underground. Y parece que fue ayer.

Hoy “El Zurdo” no ha cejado en su empeño de seguir siendo un cantante en activo. Después de largas tribulaciones, el disco de su nuevo proyecto, La Ruleta China, saldrá a la luz este 2015. Devolviéndonos a la primera línea de fuego a uno de los más originales creadores de su generación. El que para la editorial Júcar publicara la primera obra dedicada a Vainica Doble. El que fuera boicoteado por parte de los medios cuando se subió al escenario enmarcado por una enorme bandera falangista. Un universo cercano al de Carlos Berlanga, donde tanto entra Janis Joplin como Yukio Mishima, si la rima así lo requiere.

Han pasado 33 años desde que La Mode publicara con Nuevos Medios su primer elepé, El Eterno Femenino, producido por Yayo Aparicio, el “Brian Epstein” hispano. Allí se podía escuchar a Fernando cantando:”No he vuelto a verte desde aquella tarde en que nos citamos en Hawai“. “Llovía a mares sobre la avenida, pedimos un té con cruasán”.  “Tus manos frías tu rostro mojado, sin hablar me decías adiós”. “Yo no sabía y te pregunté la razón”. “No respondiste, me hiciste pucheros, y no te dejaste besar”. “Por no enfadarme miré aquellos cuadros que recordaban a Gauguin”.  “Seguías callada, parecías buscar el futuro en la taza de té”. “Luego te fuiste, no sé todavía por qué”.

Mi dulce Geisha pasa la noche en Rock-ola”. “Le gusta el pescado crudo y sabe artes marciales”. “Su conducta amorosa es muy imaginativa”. “Me habla si estamos en la cama de sus paseos bajo el Fujiyama y de lindos robots de bolsillo que regirán Occidente con un nuevo brillo”. “Ella es dulce notable y muy patriota”. “Sabe que en cada Europeo se esconde un idiota necesitado de afecto de luz y de guía”. “Mi dulce Geisha es sumamente amable, tiene dos luces oblicuas que sonríen cuando miras”. “Tiene ese algo misterioso que solo las minorías entienden”.

Recientemente la editorial Walden y La Fonoteca han reeditado conjuntamente Música moderna, el primer escrito sobre la nueva ola en España publicado inicialmente por “El Zurdo” en 1981. Para la nueva edición cuentan con material inédito, fotografías de Miguel Trillo y Javier Senovilla además del prólogo que corre a cargo de José Manuel Costa.

Fernando Márquez continúa deambulando por las calles de la ciudad en 2015 greñudo, algo ajeno al leve renacimiento en torno a su figura, como un Pessoa fuera del tiempo, con pinta más de Luis Eduardo Aute que de Brian Ferry, poco preocupado ya del qué dirán por “su torpe aliño indumentario”, que decía el Machado del retrato.  A los 57 años mantiene su voz aterciopelada intacta y su iconoclastia a flor de piel. Con la misma risa infantil iluminando su mirada intensa, la de seguir dando algún que otro palo a diestro y siniestro.

 

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