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Rajoy a su ritmo

Rajoy a su ritmo
Marisa Gallero el

 

El día que Mariano Rajoy consiguió ser investido presidente del Gobierno tras 10 meses de bloqueo escribí que a pesar de estar con una minoría magra teníamos por delante una legistalura completa, después de escucharle en el Foro ABC ratificó que tenemos «mucho» Rajoy, «mucho españoles», por delante.

Rajoy vive en su propia burbuja, a su ritmo, «bien acompañado», arropado por sus ministros y la cúpula del Partido Popular, sin que nadie le alce la voz en el Comité Ejecutivo, sin importarle los cantos de sirena que aúpan a Ciudadanos. Albert Rivera, crecido por los resultados de Cataluña y el CIS, le advertía de que no le «dio un cheque en blanco», pero él ni se inmuta. No cree que haya riesgo de ruptura. «Estoy muy tranquilo», le ha dicho al director de ABC, Bieito Rubido. «No tengo ningún desacuerdo con Ciudadanos… Entre partidos siempre puede haber sus cosas».

Rajoy parece que tiene una visión de rayos X que traspasa cualquier atisbo de pesimismo. «No hay que ponerse en el peor de los escenarios» contesta cuando se le pregunta si podrá sacar adelante los presupuestos. Está acostumbrado a «decidir entre lo malo y lo peor», a sobrevivir a su gota malaya diaria de corrupción. Por mucho que Pablo Iglesias le llame «M. Rajoy» en el Congreso y le insista en su punto más vulnerable.

Más allá de la recuperación económica, su mantra en todos los discursos e incluso en sus réplicas parlamentarias, Rajoy se siente cómodo hablando del papel de Moncloa frente al desafío independentista. «Recibí muchas instrucciones». Y optó por aplicar el 155 cuando no se enfrentaba a la soledad del corredor de fondo, cuando se explicó en Europa —«No tiene muchos precedentes cesar un Gobierno»— y tuvo el apoyo de Pedro Sánchez y Rivera a pesar de haber anunciado lo contrario. «No podía ir solo al 155».

Rajoy es un pésimo monologuista. Se crece en la réplica con su tan mencionada retranca. Descoloca por la simpleza de sus argumentos. «En Cataluña hay que elegir de una forma normal a un presidente normal que pueda estar presente en su propia investidura», dijo sobre Carles Puigdemont sin nombrarlo. Esa habilidad la ha demostrado en más de una ocasión. Sabe no mojarse. «No descarto que sea una mujer ni tampoco que sea un hombre», respondió si sería una mujer la sucesora de Luis de Guindos en Economía. Y menos si tiene que elegir con quién tomarse una cerveza o un vino. «¿Con Pedro Sánchez o con Albert Rivera?», le preguntó Bieito Rubido.

-«¿Yo? ¡Con el que llevara mi ritmo!».

 

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