«¡Manda huevos!»

Y Trillo dimitió antes de ser relevado como embajador en Londres. El giro lo realizó Rajoy, como en la escena de un anfiteatro en el que un gladiador espera la decisión del emperador, tan bien representada por Jean-Léon Gérôme en «Pollice Verso —pulgar girado—», al sumarse a la línea inaugurada por Cospedal, después de que la flamante ministra de Defensa se convirtiera en humana y escuchara a los familiares de las víctimas del Yak-42, haciendo suyo el informe del Consejo de Estado.

Después de trece años, se ha reconocido oficialmente la responsabilidad del Ministerio dirigido por Federico Trillo durante la presidencia de Aznar. El accidente donde murieron 62 militares pudo haberse evitado, si no se hubiera subcontratado un avión fletado de la antigua URSS, cuyo mantenimiento era más que dudoso.

A Trillo el PP le debe muchos favores, algunos cobrado en especie. Como la factura que entregó su despacho, Estudio Jurídico Labor, al Partido Popular el 21 de diciembre de 2009 por coordinar las defensas del caso Gürtel.

Durante los primeros días que estalló el escándalo que acompañaría al PP como una letanía, Rajoy encargó a Trillo que creará un gabinete de crisis respaldado por Arenas, acallando las críticas de Cospedal, que todavía no se había hecho con el control del partido. Esa es su agenda oculta para el próximo Congreso de febrero.

Mientras tanto, Trillo exclamará: «¡Manda huevos!», cuando suba los peldaños de Capitanía General, la sede del Consejo de Estado presidido por otro exministro del PP, Romay Beccaría, cercano al presidente, pensando que dónde las dan, las toman.