No. No me ha sorprendido Pedro Sánchez. Alguien que guarda silencio durante 14 dÃas podrÃa haber cambiado el guion, admitir errores, descubrir que ha llevado a su partido a un fracaso histórico, y no contentarse únicamente porque el gran fagocitador no le haya comido terreno.
En el Comité Federal del PSOE continúo la farsa del secretario general. A Sánchez se le llena la boca cuando dice «no señor Rajoy». Y quizás algunos avalarÃan sus palabras sino fuera porque, ¡Oh, desdicha!, ya hemos ido a unas segundas elecciones, en las que el Partido Popular ha conseguido sumar 14 escaños más.
Si creÃamos que este sábado conocerÃamos la hoja de ruta del PSOE, estamos en las mismas. Las voces crÃticas se alzan en la formación, incapaces de ponerle el cascabel al gato. Javier Lambán ha sido el más claro. Alfredo Pérez Rubalcaba dimitió tras los resultados de las europeas.
TodavÃa los más afines a Sánchez, son partidarios de que pueda intentar la presidencia. ¿Se les ha olvidado su investidura fallida de doble vuelta? Después de cuatro meses de negociaciones, coleccionó hasta 219 «no» en el Congreso de los diputados.
A esta teorÃa se anima Pablo Iglesias, que le manda recaditos a Sánchez para que le llame si busca un acuerdo para un Gobierno progresista, porque «los números dan».
Claro que para ello habrÃa que olvidar el sueño del «sorpasso» y que para él la polÃtica es «cabalgar con contradicciones». No quiero ni pensar las endiabladas negociaciones para ese pacto.
Para estar en la «oposición», se necesita que haya Gobierno. Es algo tan simple como necesario. ¿Ha caÃdo en la cuenta el lÃder socialista o prepara su siguiente descalabro en unas terceras elecciones?
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