Desaparece Pedro del Hierro, el modisto que supo crear marca. Visionario y estratega, comprendió – hace más de 30 años- la importancia de unir creatividad e industria.
“La moda sin la industria no es nada”, declaraba hace años Pedro del Hierro. “Puedes mantener la Alta Costura en un taller muy pequeño, pero la moda -tal y como la conocemos hoy en día- tiene que contar con la industria”.
Pronto se había dado cuenta de la clave secreta para el desarrollo de la moda española, algo que aún muchos no han comprendido. Salvo honrosas excepciones, para que el engranaje de la moda funcione más allá de un taller de costura, es necesaria la unión entre la creatividad y la industria. Sin un respaldo empresarial importante, frecuentemente resulta imposible una toma de impulso y es poco probable liderar como marca de referencia.
Pedro del Hierro supo ser “origen, cerebro y corazón de una cadena de trabajo”, tal y como dijo la ministra de Cultura, Ángeles Sinde, en su exposición-homenaje en el Museo del Traje en 2011.
Era un hombre culto, amable y polifacético, que conocía bien la costura y el cuerpo femenino. Pero aunque había comenzado en la alta costura, su objetivo era mucho más amplío. Tenía largas miras: quería que su trabajo perdurase por encima de su persona. Obsesionado con la belleza de la mujer contemporánea y actual, sabía crear colecciones favorecedoras y vendibles.
Pintor por afición y por tradición familiar, Pedro del Hierro presentó su primera colección a los 28 años, entrando inmediatamente a formar parte de la Cámara de Alta Costura española. Durante años, compartió protagonismo con grandes de la talla de Pertegaz, Lino o Pedro Rodríguez, aunque en realidad fue más coetáneo de Manuel Piña, Antonio Alvarado y Jesús del Pozo.
Visionario, creativo y práctico, pronto se hizo con una clientela de renombre que atravesó nuestras fronteras. Actrices, reinas, cantantes y princesas lucieron sus modelos. Sus delicados vestidos de noche, crearon escuela. En los 80, en plena época de la movida, se adentró en el pret-à-porter con fuerza. Fue en 1989, cuando comenzó su andadura con el grupo Cortefiel. Inicialmente, consistió en abrir pequeños corners en las tiendas del gran almacén, similares a las creadas por Polo Ralph Lauren. Allí presentaba una breve pero sofisticada selección de artículos de su propia marca, que daban un toque sofisticado a Cortefiel. En los años siguientes, se crearon las tiendas propias de PhH, unidades independientes, con una arquitectura y un diseño marcado. La marca creció sustancialmente, dentro y fuera de España.
Pero Pedro del Hierro se fue desligando de la faceta activa de la empresa, si bien siempre estuvo en contacto con ellos y disponible para cualquier consulta. Su delicada salud, con una eterna afección cardiáca, y la naturaleza más industrial del proyecto, probablemente así lo prescribían.
Carmen March, actual directora creativa de la marca, nos recibe al teléfono: “Pedro fue extremadamente generoso conmigo. Cuando en 2012 tomé la dirección creativa de la empresa que él había creado, me hizo partícipe de muchos recuerdos suyos. Me mostró verdaderos tesoros. Tenía todo guardado y perfectamente ordenado: un verdadero archivo de las colecciones de los años 70 y 80, con fotografías de de Javier Vallhonrat, cientos de tejidos y muestras”.
Del Hierro se había convertido en un clásico de la Pasarela Cibeles y de la moda española. Ya asociado al grupo Cortefiel, recibió premios y homenajes diversos. Asoció su nombre a nuevos proyectos, fundaciones solidarias y ONGs. Y no dejó de leer, observar, y aprender.
Fue un maestro en el uso del color y disfrutaba seleccionando tejidos especiales. “Aprendí a usar el color sin miedo, como él hacía”, nos cuenta Carmen March. “A los dos nos han interesado siempre los tejidos, yo diría que casi obsesivamente. Hemos coincidido en un sincero interés por los tejidos clásicos de siempre, pero también en los más novedosos. En realidad, mis colecciones comienzan a desarrollarse, inspiradas en tejidos y colores”. En su última colección para Pedro del Hierro, presentada en Nueva York hace unas semanas, Carmen exhibió prendas con tejidos del gusto del fundador de la marca. Creó elegantes piezas en un delicado terciopelo con efecto “devoré”, de dibujos cortados al láser. Y alternó el punto con prendas de lurex en tonos oscuros.
El gran objetivo de Pedro del Hierro era que la marca que él había creado tomase vida propia y trascendiese en el espacio y el tiempo. Lo ha conseguido. Actualmente presente en más de 20 países del mundo, a través de una red de más de 400 puntos de venta, Pedro del Hierro crea y distribuye colecciones de prêt-à-porter y accesorios, femeninos y masculinos. A sus tiendas propias, se le unen los puntos de venta multimarca, en plena expansión internacional.
Pedro del Hierro nos dejó ayer, viernes 3, antes de mediodía, aquejado de sus dolencias de circulatorias. Será incinerado mañana domingo en el Tanatorio Norte de Madrid, en la más estricta intimidad. Del Hierro se va, pero se queda para siempre con nosotros en el sello de su marca. Pedro del Hierro (Madrid, 3 de octubre de 1948 – 3 abril de 2015).
EconomíaEstiloModaOtros temas