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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

El acelerado adiós de Frida

María Luisa Funes el
La diseñadora de Gucci abandona la firma italiana de lujo mes y medio antes de lo anunciado y con dos desfiles pendientes. 

Cuando un miembro clave de un equipo empresarial conoce la fecha de su partida, se produce un efecto extraño. Por una parte, pierde la motivación. Por otra, comienza a convertirse en un «sospechoso » de tráfico de información para jefes y empleados. Y para colmo, se le pierde el respeto, desde arriba y desde abajo. Por eso, las transiciones que no supongan quedarse en el mismo grupo deberían ser cortas.

Esto ha ocurrido con Frida Giannini en Gucci. Tras el anuncio de su despido el 11 de diciembre, se supo que tanto ella como el presidente de esta última época saldrían de la empresa. Mientras que al presidente Di Marco se le enviaba a galeras con efecto casi inmediato, debido a unos resultados en la gran marca italiana, a Frida la dejaban «colgando» hasta finales de febrero, fecha de su último desfile planificado.

Ahora se anuncia un cese inmediato de Frida, que tuvo que salir de la empresa el viernes pasado, mes y medio antes de lo pactado. Su despedida en los dos desfiles que quedan de enero y febrero queda, pues, fuera de lugar, así como las fiestas de adiós que ella había organizado de aquí a su partida.

Se barajan varias razones para tal urgencia. La primera, según fuentes cercanas a los nuevos gestores, que no existe ninguna sintonía entre ella y el nuevo presidente, Bizzarri. La segunda, que, teniendo su « estudio » en Roma, las decisiones de esta última época se están haciendo aún más difíciles. En realidad no se comprende que Gucci, una marca con sede en Florencia, oficinas de comunicación y dirección en Milán desde la época de Tom Ford, centro logístico en Suiza y oficinas centrales del grupo en París, permitiese a Frida Giannini crear todo un palacio –para su «estudio-showroom»– en su ciudad natal, Roma. Lógico, entonces, que una persona que se cierra en una torre de marfil en su fortín acabe por no entender el mundo y hacer perder a la gran marca su supremacía.

Otra razón para el despido acelerado puede ser una posible fuga de información interna hacia el expresidente, que es a su vez su pareja de hecho. Di Marco estaría buscando nuevas oportunidades profesionales y podría utilizar en su favor las futuras estrategias de Gucci en una nueva marca de destino. Es por eso por lo que prefieren que Frida, ahora convertida en posible informadora, desaparezca cuanto antes de escena. Además, necesitan aclarar el camino para el que será el próximo director/a creativo de la casa. Para asegurar un nuevo impacto mediático a la llegada del nuevo creativo, es necesario borrar de un plumazo la presencia sin sentido de la creadora previa.

Entre los candidatos a suceder a Giannini se ha hablado de un ex colaborador de Frida, Alessandro Michele, un «canterano» que se había dedicado exclusivamente a bolsos con anterioridad. Con esta estrategia, Kering quizás estaría repitiendo el error que cometió con Frida, que tenía exactamente el mismo recorrido. De Gucci se espera un creador fuerte y genial, capaz de marcar tendencia y ser comercial a la vez. Otros posibles candidatos son el dúo que actualmente dirige la creatividad de Valentino, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli: lo hacen bien. Uno u otro bastaría.

Riccardo Tisci de Givenchy o Joseph Altuzarra, al que han comprado participación en su propia marca recientemente, son otras alternativas. Imposible que elijan a Stuart Vevers, que tras años sin aportar nada en Loewe se acaba de integrar en Coach. Aunque se sospecha un rápido anuncio de quien será el sucesor de Frida, lo recomendable sería que se tratase de un buen creador a mediolargo plazo y no de un personaje «puente» que emborrone aún más la imagen de la excelente marca florentina.

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