Aunque suene a broma o a país inventado , la República de Tartaristán, una zona semiautónoma al suroeste de Rusia, alojará mañana en su capital, Kazán, el partido de España-Irán.
Lejos de ser un lugar carente de importancia, la región es crucial ya que incluso el segundo idioma más hablado en Rusia -tras el ruso- es el tartar, una lengua largamente discriminada, que hablan 5,3 millones de personas en Tartaristán y en Crimea.
Kazan, situada a orillas de los ríos Volga y Kazanka es conocida por su propio Kremlin, una ciudadela fortificada centenaria entre los que se encuentran la escalonada Torre Siuyumbiké, la catedral de cúpulas azules de la Anunciación, y la colorida mezquita Qol Šärif.
Los 100 metros que separan la mezquita de la catedral ortodoxa son un claro signo de la naturaleza de “cruce de caminos” que tiene Kazán, en cuanto a ciudad donde el cristianismo y el islam se entrelazan. La mezquita de Qol Sarif, inaugurada en 2005, tiene capacidad para 6.000 personas y está situada sobre las ruinas de la mezquita destruida por Iván el Terrible en el siglo XVI.
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