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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

A la vuelta

Luis Miranda el

358 días. Más de doce veces se ha dado la vuelta la luna en sus ciclos noctámbulos buscando por debajo del artesonado mudéjar el llanto en la garganta. Más de medio centenar de Salves cantadas que Ella sólo escucharía por el aire o el corazón.

Llegaron y se fueron todas las estaciones, primero el aire de fuego con su largo presagio, luego el alivio del viento y el agua, más tarde las noches secas y desabridas y la luz que apenas se regalaba un rato, como un tesoro exquisito. “Cómo te extraño”, pensaste en las mañanas quietas en que la vista engañosa la pintaba entre las nervaduras góticas.

Ahora, cuando la primavera es un preludio de olores intensos y soles pujantes, es su hora. Como si viviera velada todo el año y sólo se dejase ver, como las flores más preciosas, cuando el calendario de la luna dice que se ha cumplido el tiempo de que vuelva. Como si el paso hubiera corrido más de la cuenta y sólo se adivinara, lejana, la cruz con el sudario enzarzado con el viento de una madrugada ya de Viernes Santo. Como quien se acerca, no por delante, por donde adivinar las manos y las lágrimas, sino por la trasera, soñando el momento en que doble el cabo de los ángulos y esté delante de Ella, sin querer anticiparse. Paciencia, que ya quedan pocas bullas de tiempo que salvar, que casi está dada la vuelta. Sólo hay que contener la respiración y girar la cabeza hacia arriba. Hoy, al mirar, el corazón no pintará espejismos. Serán Ellos.

 

Cuaresmario
Luis Miranda el

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