La final en el Mundial de Ajedrez960 (o Fischer Random Chess) parece casi un paseo del estadounidense de origen filipino Wesley So. Después de los primeros dos días, el marcador está 10,5-1,5 a su favor, con Magnus Carlsen falto de fe y necesitado de una remontada heroica en la jornada final de este sábado. El noruego abandonó la sala de juego bastante enfadado, como cuentan las cónicas de Jonathan Tisdall, después de perder tres partidas seguidas.
En la lucha por el tercer puesto, por cierto, Ian Nepomniachtchi tiene ventaja sobre Fabiano Caruana, aunque mucho menos amplia: 7,5-4,5. El ruso se está resarciendo de la pesadilla que vivió contra So en las semifinales, que ahora parece mucho más comprensible.
Los resultados en el ajedrez de Fischer, en el que se sortea la posición de las piezas, no son del todo extrapolables al ajedrez normal, pero el dominio de So es preocupante sobre todo por un motivo: con el marcador en contra, el campeón del mundo puede sentirse frustrado y, en casos extremos, ponerse en «tilt», como dicen los jugadores de póker. Los malos resultados alteran su sistema nervioso, empieza a jugar peor y a arriesgar más y, como cabe esperar, pierde aún con más facilidad. Magnus a menudo parece una máquina imbatible, pero cuando alguna piedrecita entra en su engranaje demuestra que también es humano y vulnerable.
El sistema de puntuación en Oslo tampoco le ayuda. Ha sido barrido en las partidas más lentas, que valen tres puntos cada una, y le toca remontar con las solo equivalen a un punto o dos. Necesita una ristra de victorias impresionante. Con solo dos puntos, Wesley So se proclamará campeón del mundo oficial del Fischer Random Chess, el primero de su primera historia.
El americano, de 26 años, se mostró prudente y nada triunfalista –este chico es un ejemplo, una y otra vez–, y aseguró que todavía no ha ganado nada, que Carlsen volverá hoy a la sala de juego «como un león» y que en las partidas más veloces el noruego suele machacarlo.
So, por otro lado, ha mostrado otra virtud imprescindible para enfrentarse con éxito a Carlsen: saber sufrir. En la primera partida, tuvo que soportar una auténtica tortura en posición inferior. El noruego apretó durante casi cien jugadas, pero no puedo doblegarlo. El resto fue un paseo para el estadounidense.
En unas horas conoceremos si se consuma la sorpresa (relativa) y Wesley So consigue su primer título mundial.
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