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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Un récord mundial de ajedrez… ¡y es mío!

Un récord mundial de ajedrez… ¡y es mío!
Federico Marín Bellón el

Permitidme que hable un poco de mí en esta entrada. Soy un ajedrecista mediocre. Le he dedicado tantas horas a este juego a lo largo de mi vida que si tuviera un poco de talento ya sería gran maestro. Pese a todo, he tenido mis pequeños éxitos. Este año, mi equipo (Alcobendas) lucha por volver a la máxima categoría de la Liga de Madrid, que ya ni recordamos a qué huele. Lo mejor es que empezamos la temporada pensando que tendríamos que luchar por eludir el descenso. Vamos teniendo una edad. Mis participaciones han sido esporádicas, como casi siempre, por falta de tiempo, pero he conseguido un pequeño hito. Que yo sepa –corregidme si me equivoco–, nadie ha dado nunca tres jaques mates (¿jaques mate, jaque mates?) en tres partidas consecutivas, en competiciones oficiales y computables para el Elo internacional de la FIDE. Hacer tres puntos seguidos no es tan complicado (es más fácil tres ceros, eso sí), lo complicado de verdad es llegar a ejecutar esa suerte suprema sin que tu adversario abandone antes. El logro es casi más de mis rivales que mío, por tanto. Lo admito. Pero esta es mi pequeña aportación a la historia del ajedrez, aparte de haber escrito un libro para principiantes con el que tampoco espero talar ningún bosque.

El logo del equipo no es casual. Somos unos fantasmas

No puedo estar seguro de que mi insignificante resultado, tres mates seguidos, no haya sido completado o superado antes, pero dadas las pocas partidas que terminan con el asesinato del rey contrario, creo que incluso los mejores grandes maestros considerarían una racha así algo excepcional. Buscando un poco en internet, descubrí que un o una tal Achja había conseguido propinar dos mates seguidos. Enhorabuena.

Por todo ello, y después de casi cinco años de blog y cerca de 800 entradas, me permito la indecencia, por primera vez, de comentar mis propias jugadas sobre el tablero. Al fin y al cabo, ya había hablado de mis escasas habilidades como jugador de póker, nada menos que en Montecarlo, e incluso alardeé de mi nula capacitación futbolística, que no me impidió debutar en el Bernabéu y derrotar al equipo local. Pues bien, el ajedrez se me da algo mejor. Tampoco demasiado.

Parte del equipo de Alcobendas, en su duelo contra La Casa del Ajedrez. En la orilla de la izquierda, y de arriba abajo, el GM Ramón, el GM José Fernando, el GM Dani (de pie), el GM Manolo y el GM Federico. Faltan el GM Paco, que tomó la imagen, y los GM Pepe, Juan y Guille, que descansaban ese día

Esta entrada se la dedico a mis compañeros de equipo, que me habían pedido la transcripción de las partidas, asombrados por mi súbita transformación en un killer, y soportan mis sacrificios carentes de fundamento sin arquear siquiera una ceja a lo Ancelotti. En el fragor de la batalla, no siempre es fácil estar pendiente de las partidas que se juegan a tu lado. No sé si los resultados acompañarán en la última ronda de la Liga y podremos subir a División de Honor. Lo más probable es que sigamos en Preferente, porque no dependemos de nosotros mismos. Pero que nos quiten lo bailado.

Tres mates, tres

La primera partida la jugué con blancas, contra Javier Cano, un jugador del club de ajedrez Blanco y Negro con 2057 puntos Elo. Mi Elo FIDE actual es de 2059 puntos –no me ha bajado más porque apenas juego–, por lo que era de esperar un duelo igualado, si no fuera porque la juventud de mi contrincante era para él casi como tener un peón de más. Es la peor de todas si se cuenta el número de malas jugadas.

Os dejo con los tres encuentros. Recomiendo no hacer uso de ordenadores para valorar las jugadas. Ya os digo yo que hay muchos errores. Ni siquiera los grandes maestros soportan un escrutinio tan injustamente severo. En el visor de las partidas introduzco algún comentario, pero prefiero no aburrir demasiado.

Esta fue la posición final, después de una divertida versión del mate de la coz.

 

 

 

La segunda partida la jugué un mes después, con negras, en La Casa del Ajedrez, que además de club es la mejor librería que conozco sobre nuestro juego en Madrid. Esta vez el mate no se produce en una esquina, sino en el centro del tablero, algo aún menos habitual.

Suele ser bastante estético atrapar al rey contrario en el centro el tablero.

 

 

 

 

Y llegamos al tercer mate, en el Club Ajedrez Getafe, que además es una miniatura, ya que la partida no tiene ni veinte movimientos. De nuevo es una Caro-Kann, que por una vez juego sin cometer un solo error, más allá de mi gusto por algunas aperturas.

El tercer mate fue más convencional.

 

 

Después de esto, ya sabéis que no soy ningún maestro, pero en una mañana con suerte todavía puedo aportar puntos al equipo.

 

 

 

 

 

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