Vladimir Kramnik, campeón mundial de ajedrez entre 2000 y 2007 –derrocó por sorpresa a Garry Kasparov– deja el ajedrez de competición a los 43 años. Fiel a su estilo, sobrio y eficaz, no necesitó grandes palabras para dar la noticia. «Decidí terminar mi carrera profesional hace dos meses y ahora, después de haber jugado mi último torneo, me gustaría anunciarlo públicamente». Su futuro estará ligado a los proyectos educativos y los niños, grandes beneficiados de esta mala noticia.
[Foto: Alina l’Ami]
A su gran talento natural (fue campeón mundial juvenil a los 16 años), Kramnik sumó siempre una capacidad de trabajo asombrosa. Una vieja frase explica muy bien su manera de ser. Y sus éxitos: «El ajedrez es como el ejercicio físico. Si entrenas cada día, permaneces en buena forma. Con el cerebro ocurre igual; el ajedrez es una cuestión de entrenamiento diario».
Como su antecesor, Vladimir Kramnik abandona el juego demasiado pronto, esperemos que tampoco del todo. En la clasificación oficial de la FIDE todavía es el número 7 del mundo, con 2777 puntos Elo, aunque su mala actuación en el Tata Steel Chess de Wijk aan Zee (Holanda) le hará perder ocho puestos y 24 puntos.
«Mi vida como profesional del ajedrez ha sido un gran viaje y estoy muy agradecido al ajedrez por todo lo que me ha dado», declaró el jugador, según informa la organización del torneo holandés, un clásico del circuito que acaba de celebrar su edición número 81. «A veces fue difícil, algunas tuve más éxito del que pude imaginar nunca, pero en todo caso ha sido una experiencia humana inestimable para mí. Siempre he tratado de dar lo mejor de mí mismo y de estar completamente involucrado mientras trabajaba y jugaba al ajedrez».
La declaración terminó con una buena noticia: «También he dicho en algunas entrevistas antes que me gustaría tratar de hacer algo diferente algún día, y desde que mi motivación como ajedrecista ha caído de forma significativa en los últimos meses, siento que es el momento de hacerlo. Me gustaría concentrarme en proyectos que he estado desarrollando en los últimos meses, sobre todo en el campo de los niños y la educación. Pronto daré más detalles».
El excampeón mundial también dijo que espera seguir jugando torneos de partidas rápidas de vez en cuando y ofreciendo sesiones de partidas simultáneas, como las que acaba de dar en la sede del parlamento holandés.
Durante años, Kramnik se convirtió en una máquina casi invencible, como Capablanca, y luego supo adaptarse a los serios problemas de salud que sufrió desde muy joven, castigado por una enfermedad reumática. En mi club de ajedrez, en Alcobendas, tuvimos la suerte y el privilegio de contar con él cuando aún «solo» era uno de los grandes maestros jóvenes con mayor proyección. Kramnik derrotó a Miguel Illescas en un duelo muy interesante. También demostró su capacidad para superar las adversidades, no siempre en el terreno de juego ajedrecístico: en un partido de fútbol con el gran maestro español y los jugadores del club se le rompieron las gafas.
Muro de Berlín
El gran maestro ruso pasará a la historia por su victoria ante Kasparov en el Mundial del año 2000, en Londres. Kramnik ganó dos partidas y no perdió ninguna de las 15 disputadas, gracias sobre todo a su dominio de la defensa Berlinesa, el famoso «muro de Berlín» que él terminó de construir.
Uno de los momentos más difíciles de su carrera fue el Mundial de Elistá, en 2006, contra Vesselin Topalov, quien le acusó de hacer trampas en sus frecuentes visitas al servicio, que el ruso justificó por su enfermedad. Nunca se probó nada, como es natural, pero el campeonato, que vivía su ansiada reunificación después de varios años de cisma, quedó enmarañado.
En favor de Topalov se puede decir que él creía firmemente que el Kremlin había intervenido en favor de su jugador. Solo ese pensamiento le tuvo que afectar durante las partidas, algunas de ellas espectaculares. Illescas, que formaba parte de su equipo, ha comentado más de una vez que no se imagina haciendo nada irregular al ruso, que siempre demostró su caballerosidad en los tableros.
Finalmente, perdió el título ante Vishy Anand, en México, un año después. El torneo por el título cambiaba de formato y el indio logró el primer puesto entre los ocho participantes. Al año siguiente se organizó un duelo de revancha en Bonn (Alemania), en el que a Anand le salió todo bien, empezando por su gran preparación de aperturas. Retuvo el título por 6,5 a 4,5 puntos.
Después, Kranmik siguió compitiendo al mayor nivel, y entrenando con una energía juvenil. Hay una anécdota de la Copa del Mundo de 2013 bastante reveladora sobre su carácter. Su rival en semifinales era Maxime Vachier-Lagrave, quien después de una de las partidas trataba de justificar sin éxito sus errores: «En determinado momento, entré en pánico sin ningún motivo», dijo el francés. «Sí había motivo», atajó el excampeón: «Jugabas contra mí».
Ese año Vladimir rozó el milagro de ganar el torneo de Candidatos para retar de nuevo a Anand, pero el empate a puntos final con un joven prodigio, Magnus Carlsen, no le sirvió por los caprichos del reglamento y la historia escogió otro camino, bastante conocido.
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